Soy súper cafetero. Me encanta el café. Hace unos años en una cafetería vintage me llamó la atención una pizarra, muy bien decorada con tizas de colores, en la que se hacia marketing e invitaba a tomar el nuevo café preparado con filtro de tela. Por curiosidad, me acerqué a preguntar a la camera en qué consistía la novedad. Se trataba de utilizar un recipiente en el que se calentaba agua y café molido hasta la ebullición para, finalmente, verter el líquido en una taza o vaso a través de un filtro de tela. Vamos, el mismo café que preparó y tomó mi abuela durante toda su vida.
Resiliencia de una planta en entorno urbano
Imagen de Mirko Bozzato en Pixabay
Lo mismo ocurre con algunas palabras que empiezan a utilizarse en jardinería, que nos parecen nuevas pero que en realidad definen conceptos que ya existían años atrás. Es el caso de resiliencia, muy empleada en ecología para definir el grado que tiene un entorno verde de persistir a situaciones adversas y superarlas con un resultado positivo. Es lo mismo que en su día Darwin explicó en su teoría de la evolución, las especies que se adaptan a los cambios sobreviven a condiciones desfavorables e, incluso, se ven fortalecidas en el futuro. Así que podemos decir que resiliencia es prácticamente sinónimo de adaptación.
En el diseño de paisajes se emplea la resiliencia para establecer un enfoque en el que tener presente el efecto que puede tener la actividad de la jardinería en el medio. Consiste en trabajar a favor de la naturaleza, de tal manera que al crear cualquier espacio verde y toda la infraestructura que eso conlleva, se planifique previamente a la actuación de jardinería como se va a adaptar el entorno que rodea la superficie ajardinada y como va a ser el futuro del conjunto.
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Es un concepto válido para cualquier lugar, pero es especialmente significativo en entornos urbanos en donde las grandes ciudades, y las no tan grandes con actividades agrícolas y ganaderas, la desproporcionada construcción de edificaciones han condicionado el medio hasta un punto de no retorno para los entornos naturales originales.
Esto nos lleva hasta el segundo término que veremos en este artículo, la biofilia. Introducido por Edward O. Wilson en 1984 como hipótesis en su libro Biophilliay que define el concepto como “la necesidad de afiliarse a otras formas de vida”. Aunque en sentido literal se traduce como amor a la vida.
Antiguamente estábamos conectados con el medio natural y luego con el medio rural, pero el éxodo del campo hacia las grandes ciudades motivado por el cambio hacia nuevos modelos de subsistencia provocó un desapego sobre la naturaleza. La biofilia es un retorno a conectarse con el medio natural pero sin salir de la gran ciudad. Consiste en integrar y hacer convivir en armonía tanto la naturaleza como la urbe.
Al principio el término se empezó a utilizar para una nueva corriente arquitectónica. Edificios donde se introducen elementos naturales, se emplean análogos de la naturaleza que recrean formas o evocan paisajes y, por supuesto, creando espacios naturales.
Con el tiempo, el concepto de biofilia se amplió y llegó hasta el resto de la ciudad. Ahora se trata de crear una infraestructura verde, tejer una red natural con la que los ciudadanos puedan restablecer de nuevo los vínculos con la naturaleza. Unaciudad verde donde desprendernos del estrés y beneficiarnos de esta conexión ancestral.
Biofilia en la nueva arquitectura
Imagen de Jan Nijman en Pixabay
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