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Como utilizar la poda para hacer que los arbustos florezcan más

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Las acciones de poda en jardinería son casi tan antiguas como los propios jardines. La necesidad de podar para evitar el crecimiento desproporcionado de vegetación que configure un aspecto descuidado del jardín, ha ido perfeccionando una serie de técnicas de poda en arbustos que son: poda de formación, poda estética, poda de mantenimiento y poda fitosanitaria. Esta práctica jardinera también es utilizada para hacer que los arbustos nos proporcionen una copiosa floración.

Tijera de podar a una mano

El inicio de una poda correcta se basa en una buena herramienta para realizar esta actividad. La tijera de podar es la herramienta que se utiliza para podar arbustos y podemos encontrar de dos tipos, tijera de podara una mano y tijera de podara dos manos. La primera la vemos más frecuentemente y se utiliza para cortar ramas más finas o partes que ofrecen menor resistencia al corte. Además, la tijera de podara una mano nos permite cortar zonas del arbusto que sean accesibles. En cambio, la tijera de podar a dos manos nos da la posibilidad llegar a cortar más lejos y más alto, tanto ramas gruesas como aquellas que son leñosas y ofrecen una mayor resistencia. Si la distancia es aún mayor, podemos utilizar las tijeras de podar telescópicas.

En cuanto a la elección de la mejor tijera de poda, lo ideal es decantarse por una que esté bien afilada para que los cortes sean limpios y no queden irregularidades en los tocones que nos deje el tajo, así evitaremos la proliferación de hongos patógenos. También hay que tener en cuenta a la hora de adquirir la mejor tijera de poda una empuñadura ergonómica para permitir el mejor agarre, sobre todo si va a tener un uso frecuente. Existen en el mercado tijeras de podar eléctricasque nos facilitan esta labor.

Una vez que ya tenemos en nuestro poder la tijera apropiada, ha llegado el momento de realizar la poda de nuestros arbustos para obtener una floración abundante. Si exceptuamos a las plantas cuyas hojas brotan directamente desde el suelo y los arbustos que crecen desde un único tallo sin ramificarse, la mayoría de especies arbustivas se desarrollan a través de un tallo que nace desde el suelo y ramas que brotan con facilidad formando un entramado. A este último grupo pertenecen arbustos como rosales, hibiscos, lantanas, jazmines, hortensias, adelfas, etc., y en ellos se aprecia claramente sus anillos o nudos que constituyen las yemas de las que brotaran nuevas ramas, hojas y flores.

Estos arbustos admiten podas drásticas, incluso las agradecen. Yendo aún más lejos, si queremos obtener una floración abundante debemos realizar la poda drástica para garantizar la floración. En el caso de los rosales, dejamos tan solo varias ramas tras podar en febrero pues en caso contrario la planta vegeta y los capullos florales no terminan nunca de abrirse quedando en un estado de vegetación que deja un aspecto de abandono. Además de la poda de febrero, podemos realizar otra poda al inicio del verano pero en está ocasión no tan severa, así obtendremos una nueva floración copiosa a mediados o finales de septiembre. No debemos olvidar estar siempre dispuestos a podar todas aquellas ramas débiles o que se estorben. Tampoco tenemos que dejar las ramas interiores de los arbustos porque entorpecen el paso de la luz y es necesario que ésta penetre al interior de la planta para su correcto desarrollo.

Aunque a priori nos pueda parecer que la poda va en contra de la naturaleza, lo cierto es que la mayoría de las plantas agradecen una poda que estimule su crecimiento, les proporcione vigor y favorezca la floración, así como, la brotación de nuevos órganos aéreos. Esta premisa hay que observarla siempre desde la óptica que nos proporciona la experiencia y el sentido común, pues la poda debe servir para mejorar la vida de las plantas y nunca para perjudicarlas.
 
Los rosales son arbustos que agradecen una poda severa que les permita favorecer una floración copiosa
Fuente imágenes: pixabay

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Disfruta el silencio 2

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En un post anterior, estuvimos viendo lo relevante que puede llegar a ser observar el jardín en ausencia de ruido. El motivo que me llevó a realizar aquel vídeo es que en muchas de mis grabaciones de plantas, flores, insectos o arboles siempre suena el ruido ambiental del tráfico en la ciudad. Todo esto lo hilé con un tema muy conocido del grupo Depeche Mode, Enjoy the Silence, y de ahí surgió el primer video para YouTube de Disfruta el silencio.  

Rosal Trepador (Rosa bankensiae)

Para nada considero que el jardín deba estar carente de sonidos, que bien pudieran ser el canto de los pájaros, el impacto de las gotas de lluvia al caer,  el viento meciendo las ramas de los árboles, el zumbido de los insectos… ¡hasta las risas de los niños jugando en el parque! Todos estos sonidos son importantes, pero lamentablemente en muchas ocasiones quedan eclipsados por otros ruidos que no son los más deseables en un espacio verde.

En el diseño de un jardín tenemos que tener siempre muy presente todos los elementos que los componen, así como, prever todas las posibles circunstancias que puedan suceder en los espacios que lo constituyen para crear un lugar que sea lo más placentero. Entre estas circunstancias, se encuentran las sensoriales, porque un jardín debe estar proyectado para crear una sinergia con los sentidos.

Para empezar a jugar con los sonidos del jardín, debemos aislar los ruidos que no deseamos cuando diseñamos el espacio verde. Si bien es cierto que es muy complicado eliminar todos los ruidos que no queremos, sí podemos atenuar en gran medida los efectos negativos que nos dejan creando una pantalla vegetal que nos aíslen del exterior.

Las pantallas vegetalespodemos diseñarlas con tres tipos de plantas de jardín. Primero, trepadoras que cubran una valla o una verja y que podemos incorporarlas desde muy tupidas como la Hiedra (Hedera helix) o menos frondosa como el Rosal Trepador (Rosa bankensiae). Segundo, existen arbustos de gran porte que tradicionalmente han sido utilizados para aislar del exterior al jardín por medio de setos, entre ellos Fotinia (Photinia fraseri ‘red robin’) o la Troanilla (Ligustrum japonica). Tercero y para finalizar, podemos plantar árboles que nos formen una pantalla vegetal. Quizás, el más utilizado con este propósito haya sido el Álamo (Populus alba ‘pyramidalis’), un árbol que naturalmente crece en asociado a las orillas de los ríos y que, además de servir para aislar, tiene la facultad de crear un agradable sonido cuando el viento mueve sus hojas.  
   
¿Qué sonidos podemos agregar al jardín? Pues eso ya depende de los gustos personales, pero podemos trazar una línea general de aquellos sonidos que son agradables. Uno de ellos ya hemos dado una pincelada, el viento al pasar por las hojas y ramas de árboles crea un sonido casi musical. Especialmente, aquellas especies arbóreas de hoja temblona que producen un sonido similar a las palmadas. La fauna auxiliar beneficiosa posee también su propia música en el jardín. No me refiero solo a insectos, pues otros animalillos y aves emiten sonidos que podemos disfrutar, además de usar otras cualidades suyas que nos ayudan a proteger el jardín. Hay que recordar que no toda la fauna es perjudicial y que muchos de estos seres incluso nos ayudan a la viabilidad del espacio verde. También podemos ayudarnos del agua para dar sonidos al jardín. En este sentido, podemos ir mucho más allá del surtidor de una fuente o el curso de un riachuelo. El agua de un aspersor o la lluvia al caer producen un sonido que podemos disfrutar.

Troanilla (Ligustrum japonica)

Álamo (Populus alba)
Seguro que existen más sonidos para incorporar al jardín y el apartado comentarios está abierto a todos los aportes que se deseen. Yo por mi lado, dejo el nuevo video de Disfruta el Silencio


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Helechos de jardín que debemos cultivar a la sombra

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Penetrar a través del Jardín de Aclimatación de la Orotava en Tenerife (Islas Canarias), es adentrarse en un  mundo tropical único en especies vegetales. Muchas de estas plantas proceden del Nuevo Mundo, de una época en que el afán de descubrimiento botánico llevo a explorar tierras lejanas para traer un conocimiento que, no nos engañemos, tenía una motivación económica.

Helecho arbóreo (Cibotium schiedei)

A nosotros nos ha dejado una riqueza pero de otro tipo, basada en un conocimiento botánico muy útil y en la creación de jardines singulares. Un jardín de aclimatación tiene la función servir a las plantas que vienen de tránsito desde su lugar de origen para pasar una temporada hasta que se adaptan a las condiciones medioambientales nuevas en las que tendrá que vivir. En España este proceso de aclimatación tenía una ruta bien establecida que consistía en aclimatarse primero a las condiciones climáticas de Tenerife, después otro período en Sanlúcar de Barrameda en Cádiz y, finalmente, acabar la adaptación en el Real Jardín Botánico de Madrid. Este proceso no era inmediato, pues las distintas plantas podían pasar varias generaciones entre un lugar y el siguiente.

Fue en el Jardín Botánico de Aclimatación de la Orotava donde (creo) vi por primera vez los helechos arbóreos, unas plantas que proceden de un tiempo remoto y que a diferencia del resto de los helechos, desarrollan un tronco en vez de crecer las hojas directamente en roseta desde el suelo. Cibotium schiedeies el helecho arbóreo procedente de México y Guatemala que se introdujo en España utilizando como primer asentamiento el Jardín de Aclimatación de la Orotava y allí continúa para su estudio, conocimiento y divulgación científica. El tronco cubierto de pelos puede llegar a alcanzar los 3 o 5 metros de altura, aunque para ello necesita mucho tiempo, pues su crecimiento es lento.  

Pero el helecho arbóreo no deja de ser una curiosidad, pues los helechos en general han sido cultivados para diseño exterior e interior desde hace muchas décadas. Puede que mucho más, porque yo recuerdo que en los patios de mi abuela poseía algunos cultivados en macetas. Una planta que ha estado asociada siempre a su cultivo a la sombra y que conforma un grupo muy diverso de géneros y especies. Algunos que se cultivan para jardines o en contenedor son: Asplenium trichomanes, Athyrium filix, Dryopteris filix, Matteucia struthiopteris, Osmunda regalis y Polystichium spp.

Aunque todos son helechos y cada uno tiene sus características físicas distintas de hojas, raíces, origen y adaptabilidad, lo cierto es que su cultivo en jardines está muy extendido y se suelen englobar para hablar de su mantenimiento. Ya hemos comentado que los helechos son plantas de sombra, así que nada de colocarlos al sol porque dejarían un aspecto muy pobre y deteriorado del espacio verde. También es necesaria mucha humedad, así que los riegos deberán ser frecuentes pero aplicados directamente al sustrato porque la pulverización de agua puede producir la proliferación de hogos patógenos. Es conveniente aplicar abono una vez al mes, así crecerán más frondosos y con un follaje espeso. Cuando los cultivamos en macetas, éstas deben ser grandes para que puedan crecer con espacio suficiente. Finalmente, la propagación de nuestros helechos la podemos hacer mediante dos vías dependiendo de la especie. Por un lado, todos los helechos se pueden propagar gracias a las esporas que se encuentran en el envés de las hojas mientras que, por otro lado, aquellos helechos que poseen varias plantas en una se les puede dividir la mata. 
 
Helecho arbóreo (Cibotium schiedei)
 
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El destino de los jardines

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Mi hijo de ocho años se ha aficionado a un juego de aplicación móvil llamado Vector. La trama del juego trata de una sociedad futurista en la que los humanos son seres sin criterio propio y que viven bajo el yugo de una sociedad adoctrinada. Un buen día, uno de ellos es consciente de esta realidad y escapa por los tejados de la ciudad haciendo Parkour. Jaime ya se encuentra muy avanzado y ha llegado a una fase llamada Parque Tecnológico. En un momento del juego, me llamó para que viera esa nueva fase. Según él, me iba a gustar mucho, pues consistía en una ciudad donde abundaba una exuberante vegetación. 

Climatron del Jardín Botánico en Missouri (Estados Unidos)

Más allá de los jardines de fantasía de los videojuegos, la anécdota me hizo reflexionar sobre el destino de los jardines ¿Cómo será el futuro de los espacios verdes? Y parte de la respuesta se encontraba en el paisaje del Parque Tecnológico del Vector. El destino de los jardines se encamina hacia espacios verdes unidos al crecimiento urbanístico y no se tendrán en cuenta en la ciudad como elementos aislados, es decir, una alineación de árboles, un jardín, un parque,…, más bien los espacios verdes constituirán una red natural totalmente conectada. Incluso, el destino de los jardines urbanos no estará sujeto a una función meramente ornamental, pues aportaran otra serie beneficios relacionados con el bienestar de la ciudanía: depuración del aire atmosférico, regulación de la temperatura, fijación del dióxido de carbono, captación de la radiación solar, enriquecimiento del sustrato, reducción del efecto invernadero y, en relación con el aumento de la calidad de vida, estudios demuestran ya, que los espacios verdes en entornos urbanos favorecen el desarrollo psicológico de los habitantes en las ciudades.

No solo la contemplación de medios ajardinados sirven para el buen desarrollo mental de los ciudadanos, practicar la jardinería también favorece un correcto desarrollo físico. Claro que en el futuro la jardinería se entenderá desde una colectividad, un movimiento social jardinero que equipare a la jardinería y el diseño de jardines a otros movimientos artísticos como pudieran ser la literatura, la pintura o el cine. Además se potenciará como una actividad al alcance de todos y no solo restringido a una pequeña parte de la población, mediante la divulgación científica, la educación ambiental, la puesta en valor del patrimonio verde y la difusión del provecho de la jardinería a través de los medios de comunicación. Se dejarán atrás los liderazgos, pare crear y cultivar jardines desde equipos multidisciplinares, integrando nuevas disciplinas y actividades que den como resultado espacios verdes eclécticos.  

Y por supuesto, el mantenimiento será ecológico, descartándose aquellas prácticas que ejerzan un daño o una resistencia contraria al propio medio natural. Este aspecto ecológico en la conservación comienza a ser una realidad. Hace un mes estaban los jardineros de un parque cercano a casa realizando las labores de conservación y me acerque a hablar con uno de ellos. Entre otras cosas, me comentó que la maquinaria estaba siendo sustituida por modelos eléctricos en detrimento de herramientas que funcionan con gasolina por indicación del Servicio de Parques y Jardines Públicos para evitar la combustión de restos fósiles tan dañinos para la atmósfera.   

La sostenibilidad y el medioambiente serán aspectos presentes en esta nueva equipación de los servicios de mantenimiento. La suma a este desarrollo progresivo en la manera de proceder para la conservación de zonas verdes en el futuro, influirá notablemente en el destino de los jardines. Se ampliará el uso de programas informáticos específicos de gestión, se implementaran las nuevas tecnologías de la información para la conservación, aparecerán nuevos materiales, abonos o sustratos y se continuará con la tendencia a mecanizar actividades gracias a maquinaría cada vez más autónoma que integre elementos de inteligencia artificial. Finalmente la gestión del agua será fundamental, desarrollándose sistemas de riego más eficientes y que aprovechen las aguas depuradas no potables.

Climatron del Jardín Botánico en Missouri (Estados Unidos)
Fuente imágenes: pixabay  
 
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Lurie Garden y el paisajismo actual

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Piet Oudolf pasará a la historia como el paisajista más influyente de nuestra época. Igual que ocurrió en el pasado con otros grandes paisajistas como André Le Nôtre, Lancelot “Capability” Brown, Gertrude Jeckyll, Frederick Law Olmsted  o Roberto Burle Marx. El secreto de Piet Oudolf es utilizar plantaciones de hierbas perennes (New Perennials Wave), que siempre son escogidas por ser autóctonas o naturalizadas de la zona donde se van a cultivar, y que producen jardines dinámicos que cambian con el paso de las estaciones.
Laurie Garden

Lurie Garden en Chicago (Estados Unidos) es uno de los tantos ejemplos de este paisajismo actual que se extiende en el mundo entero. Es un jardín que se encuentra integrado dentro de un parque aún mayor, Millennium Park, y además de tener plantaciones de hierbas perennes, allí crecen bulbos, arbustos y algunos árboles. Es considerado como el techo verde más grande del mundo y ha servido como escenario en alguna película.

Situado junto al Lago Michigan, Piet Oudolf proyectó para los parterres y los espacios temáticos propuestos por la firma de Arquitectura GGN, un conjunto de macizos de flores con 26.000 plantas perennes que se incluyen en 250 variedades de especies nativas de pradera. Las dos hectáreas y media de superficie de Lurie Garden, se encuentran interrumpidas en diagonal por un paseo lacustre que hace las funciones de malecón al Lago Michigan.

Esta traza diagonal se compone a su vez de cuatro divisiones temáticas que profundizan en aspectos de usos del jardín. Las zonas diferenciadas, a su vez, contribuyen en distintos aspectos al desarrollo y funciones del propio espacio verde. Vamos a destacar de estas virtudes de diseño el seto marco para los lados norte y oeste del jardín, pues ayuda a proteger a las hierbas perennes del intenso tráfico peatonal. Así mismo, en Lurie Garden existe una estructura metálica o túnel que permite contemplar las praderas pero evitando el paso. Una estructura que hace la función de guía a la hora de realizar las podas. Por último señalar que el seto del lado occidental, esta recortado a modo de topiaria y haciendo referencia a la mitología griega.

El paseo lacustre permite a los visitantes sentarse y disfrutardel frescor al meter los pies en el agua del canal, el cual, finaliza en una piscina. Los espacios reseñables, las masas herbáceas y los caminos reciben luz correctamente a través de luminarias colocadas en el suelo que favorecen el uso nocturno de Lurie Garden. Toda la superficie sigue un diseño paisajístico sostenible, no solo por la plantación de especies vegetales autóctonas, también por los materiales utilizados en su construcción. Los revestimientos de paredes, escaleras y trazas del camino, usan piedra caliza de la zona, mientras que el granito es usado para el pavimento.   

Lurie Garden se inauguró en Julio de 2004 y su construcción costó 13.2 millones de dólares, de los cuales 10 millones fueron donados por Ann Lurie, motivo por el cual el jardín lleva su nombre. Un lugar donde se puede practicar turismo de jardines, pues las actividades para visitantes son variadas: paseos guiados, conferencias, demostraciones interactivas, actividades familiares y comidas campestres. 
 
Estructura metálica en Laurie Garden

Setos en Laurie Garden

Tulipanes en Laurie Garden
       
Fuente imágenes: wikimedia commons 

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El jardín planetario junto al mar

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Hace ya años (en el pleistoceno me parece a mí), fui a un concierto del cantante británico Seal, quien iba interactuando con los presentes para hacer más amena su actuación. En un momento del concierto, en serio y en broma a partes iguales, le comentó a algunos de los presentes que dejaran de verlo a través de la pantalla de móvil con la que gravaban la actuación ¡Podían verlo en persona! No insistió mucho y al final, riendo, les dijo que podían hacer lo que quisieran. Pero curiosamente es una de las cosas que más recuerdo de aquella noche.

Jardín planetario 

Esta anécdota lleva a una reflexión sobre el tiempo desproporcionado que nos pasamos mirando la pantalla del móvil mientras nos perdemos lo que nos rodea, lo realmente importante. En la actualidad, no hay parque o jardín por el que pase y no estén la mayoría de personas mirando su smartphone. Mientras árboles, arbustos, hierbas y flores representan el espectáculo anual de la primavera. Yo he decido no detenerme a hacer tantos videos y fotos, solo los justos y necesarios, para estar realmente presente observando la naturaleza. Dicho de otro modo, voy a cambiar la servidumbre de subir fotos a las redes sociales, por una faceta más contemplativa e interactiva del mundo que me rodea.

Muy cerca del lugar donde acudí al concierto de Seal, pegado junto al mar, hay un parque de relativa reciente construcción. Pasé por allí junto a mi hijo durante al pasado puente del uno de mayo, así que como podéis imaginar solo hice varias fotos de lo que me pareció más curioso en mis vacaciones.

Se trata del primer jardín planetariooperativo que observo in situ. Una extensa superficie que sigue paralela a la primera línea de playa transformada en pradera y grandes parterres donde crecen hierbas espontáneas. El conjunto ajardinado lo completa senderos para peatones y un lago de agua salada. Este jardín de hierbas espontáneas no es como otras imágenes que he publicado en otras ocasiones en el blog en que las plantas crecen sin ningún control humano, pero que yo deliberadamente hice la foto para que pareciera un jardín natural. La palabra “jardín”, implica que existe una labor de jardinería detrás del mismo, en caso contrario sería un paraje natural.

El jardín planetario nace en Francia y consiste básicamente en dejar parte de la zona ajardinada con hierbas que crecen, casi, a su libre albedrio. Según esta descripción, en un jardín planetario vamos a encontrar una parte que será un jardín, tal y como lo entendemos, y otra parte en que la labor del jardinero simplemente evita que la hierba espontánea invada la zona de jardín tradicional.

Gracias al jardín planetario obtenemos una serie de ventajas muy a tener en cuenta:

1. Ecológico: Las plantas que crecen en el jardín planetario son autóctonas o naturalizadas, resistentes a plagas y enfermedades, siendo innecesario el uso de productos químicos para mantener su salud.

2. Eficiencia hidrológica: Como las hierbas espontáneas están adaptadas a la climatología, no necesitan un sistema de riego que les proporcione un aporte de agua extra que suponga un menoscabo de los escasos recursos hídricos.

3. Integración: La rusticidad de las plantas naturales no debe confundirse con falta de belleza, pues estás plantas también pueden ser hermosas. Además, al ser plantas de la zona, pueden integrar los espacios verdes con el paisaje natural circundante provocando sensación de continuidad.

4. Económico: Los jardines planetarios solo requieren labores de control para evitar que invadan otras zonas del espacio verde, así que estando las labores de mantenimiento reducidas al máximo se facilita la conservación y los costes originados de ésta.

Detalle de hierbas espontáneas


Jardín planetario en parterre sobre pradera de césped


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La proyección universal del gran parque público

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Decir gran parque público es idéntico a hablar de Central Park en Nueva York. Su construcción se inició en 1857 y, tras sus más de siglo y medio de historia, ha demostrado ser el espejo en el que se ha mirado la jardinería pública en todas las ciudades del mundo. Central Park posee una proyección universal incalculable, siendo la mayor parte de sus directrices generales de trazado utilizadas como punto de partida para los espacios verdes públicos que vendrían después.

Esquina Suroeste de Central Park 

Frederick Law Olmsted (1822-1903), fue el arquitecto paisajista que diseñó Central Park y el que proyectó lo que acabaría siendo el ejemplo de parque municipal público. Norteamericano, se ganó el derecho de construir Central Park mediante concurso, aunque también realizó otros parques en Boston, Chicago, Montreal o Cincinati. Pero su papel determinante en la jardinería no culminó solo con la creación del parque público contemporáneo pues, además, estableció las bases del urbanismo verde que unía un sistema coordinado de parques urbanos con las vías arboladas de la ciudad. 

Nacido en la primavera de 1822, Olmsted creció en una granja de Island en Nueva York. No solo se dedicó al paisajismo, pero independiente de la profesión que realizase ésta siempre estuvo ligada a los jardines y la botánica. Tuvo una amplia carrera como periodista que le llevó a embarcarse en 1850 y realizar visitas a los jardines de Inglaterra surgiendo una dilatada labor de investigación de los jardines del Reino Unido. Posteriormente, en 1852, publicó el libro Paseos y Conversaciones de un agricultor americanoen Inglaterra.

Olmsted no trabajó solo. Calvert Vaux, arquitecto inglés, fue su socio en la firma Olmsted, Vaux and Company durante ocho años y juntos trabaron en Central Park, Prospect Park, el sistema de parques de Nueva York y Milwaukee y la Reserva del Niágara. Ambos se conocieron a través de Andrew Jackson Downing, arquitecto paisajista y mentor de Olmsted.

Central Park es un jardín de película, pues no solo ha sido referente para el urbanismo verde contemporáneo, ya que es probablemente el parque más cinematográfico de todos. En infinidad de películas hemos podido observar un espacio trazado por amplias avenidas, pinceladas de arboles dispersos o en pequeñas arboledas y grupos de arbustos de amplia variedad cromática estacional.

El que haya servido de escenario para muchas películas, lleva intrínseco el fin que condujo a la creación del gran parque urbano. En una ciudad cada vez más poblada y cosmopolita, se hacía necesaria la reunificación de la ciudadanía con la naturaleza. Pero este acercamiento tenía un enfoque práctico, pues el jardín deja de ser un espacio exclusivo de una parte minoritaria de la población para convertirse un lugar capaz de albergar numerosos eventos que la vida contemporánea ofrece y hace necesarios. Es en Central Park donde se origina el parque  de uso público y que alberga actos que van desde el concierto de rock, la práctica del deporte, realizar un picnic, un mitin, la zona infantil o una exposición de arte entre otras actividades.

Los límites de Central Park no pueden ser más simples y geométricos, un rectángulo de 4000 metros de largo por unos 800 metros de ancho. Claro que es un rectángulo amplísimo que alberga varios lagos artifíciales, dos pistas de patinaje sobre hielo, áreas de pradera deportiva y, por supuesto, un paisaje aparentemente natural que es posible de observar desde los más alto del edificio Rockefeller Center como un inmenso pulmón verde en la ciudad que nunca duerme. El gran parque de uso público por excelencia que vino a cubrir la necesidad motivada por una población urbana desproporcionada y ha acabado siendo el espejo de jardinería municipal en que se miran muchas otras ciudades. 

Belvedere Castle 

Esparcimiento urbano en Central Park 


Otoño en uno de los lagos 

Puente en Central Park 

Vista bajo la Terraza Bethesda
      
Anochecer
Fuente imágenes: wikimedia commons 
  
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Jardines del Palacio de Cristal y la puesta en valor del patrimonio verde portugués

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A pesar de la cercanía que existe entre España y Portugal, su jardinería posee diferencias fácilmente reconocibles. Quizás la esencial y que resume todo los demás, es que se entiende la jardinería o, mejor dicho, se siente de manera muy distinta. En el país luso, está mucho más arraigada la profesión de paisajista o diseñador de jardines y por tanto sus jardines suponen una apuesta en valor como patrimonio verde que difiere del resto de la Península Ibérica.

Jardines del Palacio de Cristal de Oporto.


Puede ser que la cercanía no sea suficiente y, en cualquier caso, siempre es bueno que exista diversidad cultural, además de por supuesto vegetal. Los factores que han influido en los jardines portugueses han sido el clima asociado al Océano Atlántico y las corrientes de aire caliente procedentes del Golfo, así como, una menor inversión americana favoreciendo otros lazos de origen africano y asiático.

Los Jardines del Palacio de Cristal en Oporto, son un ejemplo de la jardinería desarrollada en Portugal. Cercados por el Río Duero y el Océano, constituyen un conjunto de espacios verdes diferenciados con una historia de más de 150 años para contar. De estilo paisajístico romántico, los Jardines del Palacio de Cristal fueron diseñados por el paisajista alemán Émile David superada la segunda mitad del siglo XIX.

La motivación que llevó a la proyección de estos jardines fue la propia construcción del Palacio de Cristal, un imponente edificio desaparecido en la actualidad y que tenía las funciones de albergar un pabellón público para la realización de exposiciones. En la década de 1950 este edificio fue sustituido por otro de aspecto contemporáneo y con forma de media esfera. El cristal continuó siendo el material que regía la edificación, e inicialmente continuó llamándose Palacio de Cristal, hasta que en 1991 oficialmente cambió el nombre por el de Pabellón Rosa Mota, campeona portuguesa de maratón.  

Aunque el edificio que dio nombre a los jardines cambió, el espacio verde diseñado por Émile David aún se conserva y continúa siendo la antesala natural que da la bienvenida al pabellón multiusos. El jardín histórico del Palacio de Cristal es un espacio delimitado por una superficie de líneas elípticas y que posee parterres de igual figura redondeadas únicamente interrumpidas por los paseos que lo atraviesan. A un lado del conjunto paisajístico, el jardín de Émile David posee una fuente redonda que sirve de nexo de unión con la vistas del cercano Río Duero.

De esta primera época de los jardines se conserva la Avenida de los Tilos (su eje principal), y la avenida de los plátanos, así como, un bosquete y una serie de balcones que constituyen espectaculares balcones que hacen la función de mirador de lujo sobre el Río Duero.

Con el trascurrir de los años, y debido a las crecientes necesidades de esparcimiento urbano, van surgiendo nuevos jardines que se unen a los iniciales. Son un conjunto de espacios verdes temáticos que se conocen como Jardín de las Plantas Aromáticas, el Jardín Medicinal, el Jardín de los Sentimientos y, por último, El Jardín de las Ciudades Germinadas que fue inaugurado en el año 2009.

Oporto es posiblemente una de las ciudades más hermosas de Europa, y los Jardines del Palacio de Cristal, un aliciente más para recorrer una ciudad descubriendo nuevos destinos de turismo de jardines.

Construcción del Palacio de Cristal y los jardines. Dibujo de Federico Ruiz.

Jardines del Palacio de Cristal de Oporto.

Fuente en el Jardín de Émile David. Imagen por Béria Lima.  

Pabellón Rosa Mota

Balcón ajardinado sobre el Río Duero. Imagen por Béria Lima.
Fuente imágenes: wikimedia commons 

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El exótico jardín de orquídeas

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Sin duda, algunas de las flores más queridas por los amantes de la jardinería se encuentran entre la amplia variedad de orquídeas que existen. Es una de las familias vegetales más extendida a lo largo del mundo y, aunque las asociamos a regiones tropicales y subtropicales, lo cierto es que podemos encontrar orquídeas en otros ambientes como los próximos al desierto, a la tundra y a la alta montaña.

Paphiopedilium godefroyae

La pasión por el cultivo de orquídeas es tan profunda, que existen numerosos espacios dedicados en exclusiva a su estudio, investigación y divulgación. Muy cerquita de donde vivo, en la ciudad malagueña de Estepona encontramos su ya renombrado Orchidarium. Y existen otros jardines botánicos que, si no son únicamente orquidiario, poseen uno suyo destacado dentro del mismo: el Jardín botánico Atocha-La Liria (Ecuador), el Jardín botánico de Medellín (Colombia), que posee un lugar para eventos llamado Orquideorama, el Jardín Botánico de Singapur que incluye el Jardín Nacional de Orquídeas, Herrenhauser Garten(Hannover) o el Jardín Botánico Lankester (Costa Rica), son algunos de los ejemplo que podemos encontrar.

Una mención especial merece el espectacular Jardín Vertical de Orquídeas que el afamado botánico francés Patrick Blanc instaló en el Jardín Botánico de Nueva York. Las orquídeas son en su mayoría plantas epifitas, es decir, que desarrollan sus raíces sobre la corteza de los árboles para agarrase únicamente, no para parasitar a las especies arbóreas que le sirven de soporte. Esta capacidad que poseen las raíces de las orquídeas para medrar en diversas superficies, las hace idóneas para formar parte de las estructura de un muro vegetal. Incluso, existen orquídeas capaces de crecer sobre las rocas aumentando aún más su idoneidad para incluirlas en jardines verticales. Por último, existe un grupo reducido de orquídeas que crecen directamente del suelo.

El Jardín Vertical de Orquídeas de Patrick Blanc es muy llamativo precisamente por la inmensa variedad de formas, tamaños y colores que las flores de las orquídeas pueden llegar  a ofrecer. Podemos llegar a encontrar flores de orquídeas enormes o pequeñitas de tan solo algunos milímetros de tamaño. También podemos hallar orquídeas con flores muy hermosas y otras de aspecto extraño o curioso, como la orquídea “cara de mono” (Dracula simia). 
  
La pasión por las orquídeasnace en el último cuarto del siglo XIX de mano del viverista de origen alemán Henry Fredirck Conrad Sander. En 1867 Sander empieza a trabajar como empleado en un vivero de Forest Hill llamado James Carter & Co., y que se ubica muy cercano a Londres. Durante este empleo conoce al explorador y estudioso de la flora Benedict Roezl, sirviendo Sander a éste último como agente comercial de los hallazgos que realizaba. Una vez que Sander deja el trabajo en Carter & Co., ubicándose como semillerista en St. Albans al sur de Inglaterra, realiza una gran labor de marketing que llevó a ambos socios al éxito. Roezl se retiró confortablemente del negocio una vez alcanzado este logro, mientras que Sander continuó con el negocio de las semillas y lo centró en las orquídeas. Los años de estudio, la gigantesca empresa de documentar las orquídeas existentes y su parentesco, auparon a Sander como el mayor entusiasta del cultivo de esta flor. Su importancia fue tal, que Incluso el Registro de Híbridos de Orquídeas de la Royal Horticultural Socity de Londres se llamó inicialmente la Lista de Híbridos de Sander.

El exótico jardín de orquídeas nace de los sentimientos que ha generado esta flor a lo largo de los años. Pasión que brota de la variedad de flores que podemos encontrar, unas bellas y otras curiosas, de las particulares condiciones de cultivo que nos facilita el adaptarla a los nuevos estilos de jardines que surgen en la actualidad y, sobre todo, de un proceso de estudio, de hibridación de variedades que se inicio a finales del siglo XIX y que se ha mantenido durante décadas a través de una extensa red de jardines botánicos y orquidiarios que los amantes de los jardines disfrutamos.  

CattleyaHawaiian Variable ‘Prasan’. Autores de la imagen: Arne and Bent Larsen 

Rhyncholaeliocattleya Chia Lin 

Cattleya Mrs. Mahler ‘Mem. Fred Tompkins’. Autores de la imagen: Arne and Bent Larsen 

Cattleya Queen Sirikhit ‘Diamond Crown’. Autores de la imagen: Arne and Bent Larsen 

Orquídea “cara de mono” (Dracula simia)
Fuente imágenes: wikimedia commons   

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Lo que debes conocer sobre el cuidado de orquídeas

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En el anterior artículo, hablábamos de una época no tan remota en la que el entusiasta de la orquídeas Henry Fredirck Conrad Sander se abastecía de semillas para su propagación y cultivo directamente de expediciones al medio natural. Lamentablemente, cada vez son más los bosques degradados y los hábitats perdidos que hacen indispensable la conservación y protección de las espacies de orquídeas que quedan, pues los daños medioambientales del último siglo han condenado a muchas de ellas a la extinción.

Orquídea de flor blanca

En su medio natural, las orquídeas silvestres se polinizan mediante zoofilia, es decir, que abejas, avispas, pájaros, murciélagos o escarabajos trasportan el polen de una flor a otra para realizar su multiplicación. En ocasiones muy contadas, el polen que se cruza procede de especies o subespecies distintas creando lo que se conoce como un híbrido. En la actualidad, cuando nos acercamos a un vivero o ungarden center para comprar orquídeas son híbridos comerciales realizados mediante polinizaciones cruzadas. De esta forma se generan cada año nuevos cultivares y, por tanto, nuevas flores que poseen tamaños, formas y colores diversos ampliando aún más la variedad de orquídeas que podemos encontrar.

Para los amantes de esta llamativa flor, el poseer una gran variedad de posibilidades a nuestro alcance, les permite tener una gran diversidad de orquídeas que proporcionan flores casi en cualquier época del año. La floración de algunas orquídeas se limita únicamente a un período concreto, por ejemplo una estación. Mientras, en otros casos, pueden llegar a florecer intermitentemente durante el año.  
   
Las orquídeas se pueden cultivar en el hogar normalmente sin apenas problemas, como el resto de especies vegetales, proporcionándoles las condiciones más parecidas a las que encontrarían en la naturaleza. Y es una tendencia muy actual cultivar orquídeas como plantas de interior, gracias, en parte, a su popularidad, pero también al desarrollo de los híbridos modernos que son capaces de adaptarse a ambientes cambiantes y variados.

Los hogares de nuestras ciudades suelen poseer una humedad ambiental baja, pero las orquídeas prefieren ambientes húmedos, por este motivo es necesario subir la humedad hasta llegar a los niveles apropiados de cultivo. Un forma de conseguirlo es agrupando las orquídeas junto a otras plantas que tengamos en casa (potos, espatifilo, raphis, helechos,…), creando de esta manera un microclima en el que las orquídeas se sientan cómodas para vivir.  Otra forma de aumentar la humedad en torno a las orquídeas que tenemos en casa es colocando al fondo del contenedor gravilla o material poroso, como la arcilla expandida, y de esta forma el agua del riego se va liberando lentamente. Por último, podemos aumentar la humedad regando con un pulverizador las orquídeas. Yo recomiendo regar el sustrato con el pulverizador, pues si se hace directamente sobre las hojas puede provocar pudriciones y la aparición de enfermedades criptogámicas.

El siguiente punto a la hora de cuidar las orquídeas tiene que ver con la temperatura. Como comentaba al principio, las orquídeas son muy variadas en cuanto a las condiciones ambientales que toleran, pero en general suelen preferir ambientes cálidos. Es importante tener muy presente la temperatura que necesita nuestra orquídea cuando la compremos y poder actuar según estas necesidades de la planta. Una vez que sepamos el dato de la temperatura óptima para su cultivo en casa, debemos proporcionar temperatura necesaria pero nunca acercándola directamente a la fuente de calor (si es que necesitamos esta fuente de calor), pues podría mermar la viabilidad de la orquídea.

Para finalizar, comentaremos las necesidades de iluminación de las orquídeas. Aunque van a necesitar mucha luz, no es bueno que reciban directamente los rayos de sol pues se dañarían las hojas con quemaduras, sobre todo en verano. Podemos evitarlo sombreando con una cortina o colocando una tela en la ventana. En cambio, detectaremos que las orquídeas necesitan más luz cuando observemos que las hojas se alargan y empiezan a tomar una coloración verde intenso. En este caso, deberemos cambiar el emplazamiento de la orquídea a un lugar más luminoso.

Orquídea con una guía de crecimiento para su cultivo

Orquídeas en floración 
Fuente imágenes: pixabay
 
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Un par de cicas en la entrada

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Hay plantas que te marcan de una forma más profunda que otras. Es cierto eso de que el roce hace el cariño, así que no es de extrañar que tenga cierta predilección por la Cyca revoluta, una palmera pequeña que durante más de cinco años me dio la bienvenida a la entrada de mi oficina. En realidad eran dos, una a cada lado de la puerta. Dos guardianes silenciosos que se erguían orgullosos y eran testigos mudos del devenir de mi jornada laboral.

Roseta de hojas de Cyca revoluta


También he proyectado jardines en los que he colocado ejemplares de cica para su posterior plantación. Normalmente eran jardines de un diseño exótico o tropical, y es que a pesar de que la cica proviene del sur de Japón, se ha adaptado maravillosamente bien en toda la costa mediterránea. Es en esta zona donde crece, se desarrolla e, incluso, vegeta hasta convertirse en una palmera de 6 metros de altura y con varios pies emergiendo desde su base. Pero si llegáis a observar una cica de este tamaño, significa que estáis viendo un ejemplar muy anciano pues necesita entre 75 y 100 años para alcanzar su máxima altura.

Las cicas o Sotetsu, como las llaman en Japón, presentan la característica botánica de poseer hojas que crecen formando una roseta o disposición helicoidal en el tronco. De ahí el nombre de la especie, revoluta, pues las hojas se desarrollan en función de una velocidad angular que completan una serie de giros. Las hojas, que presentan una suerte de estípulas apretadas, angostas y rígidas, van dejando su origen adherido al tronco una vez que se secan y se vuelven leñosas, contribuyendo a la formación del tronco en su crecimiento.  

Es posible cultivar cicas en lugares más fríos, pero tiene que ser en interior para poder proporcionar la temperatura necesaria y crear así su hábitat ideal. En este caso, se pueden cultivar en contenedores o macetas sin problemas. Sí habrá que tener en cuenta que al adquirir una planta joven, habrá que ir cambiando de contenedor a uno mayor a medida que vaya creciendo. Al ser una planta dioica, encontraremos en espacios verdes ejemplares masculinos que desarrollan un cono de polen o ejemplares femeninos con inflorescencias, apareciendo ambos órganos reproductivos en el centro de la roseta formada por las hojas.

Pero no todo es perfecto en lo que respecta a las cicas de jardín. El inconveniente que tienen es la elevada toxicidad al ingerir alguna de sus partes verdes. En especial, si os ocurre como a mí y tenéis animales domésticos en casa, hay que extremar la precaución pues la encuentran apetitosa.  
    
No obstante, que no os ciegue el miedo y no dejéis de disfrutar del valor ornamental de la Cyca revoluta. Es cultivada en muchos parques y jardines, embelleciéndolos. Siendo espacialmente atractiva en las playas paradisiacas de la prefectura japonesa de Okinawa, de la que es oriunda,  y donde su silueta se impone para dejar paso a la majestuosidad del Océano Pacífico.

Cicas en la playa de la prefectura de Okinawa  

Dos cicas de jardín
Fuente imágenes: Pixabay 
    
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El jardín horizontal

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Con el paso de los años hemos podido constatar que los jardines verticales o muros verdes no son solo una moda pasajera y que cada vez son más los lugares que apuestan por las virtudes de este nuevo estilo de jardinería. Parece que muchos de los inconvenientes que aparecieron al inicio, se van superando. A pesar del coste elevado de instalación y mantenimiento hay un retorno de la inversión con beneficios, las especies vegetales que se utilizan para teñir las paredes de verde se encuentran adaptadas para vivir en esas condiciones particulares y los jardines verticales siempre han despertado el interés de la ciudadanía.

Enebro a los pies de la muralla del castillo de Niebla

Incluso aunque la jardinería se ha caracterizado habitualmente por diseñarse en horizontal, la inmensa mayoría de las plantas crecen y se desarrollan en vertical. El tronco de los árboles, las yemas apicales de los arbustos, las praderas de gramíneas, las flores de temporada,…, desde la germinación van siguiendo el camino que les marca la luz del sol, es decir, hacia arriba. No obstante, hay algunas plantas que llevan la contraria a la dirección que les impone el sol y, rebeldes a los designios del astro rey, se desarrollan en horizontal, lo cual desde el punto de vista del diseño de jardines podemos utilizar en determinadas situaciones o para crear efectos discordantes.

El enebro horizontal (Juniperus horizontalis), es una conífera de la familia de los cipreses que tiene la particularidad de que sus ramas salen desde el suelo arrastrándose y, las siguientes ramas, vuelven a salir de las anteriores siempre a ras del suelo. Como conífera que es, sus hojas en forma de escamas no caen al suelo, pero sí que cambian de coloración en el trascurso del año. En los meses cálidos las hojas son de un color verde grisáceo, mientras que en los meses gélidos presentan cierta coloración purpura. Originario de Norteamérica, el enebro horizontal se ha colado como planta ornamental en multitud de parques y jardines que abarcan desde la costa hasta altitudes de mil metros.

¿Cuándo necesitamos en el jardín una planta que crece horizontalmente? Son varias las respuestas que podemos obtener a esta pregunta. Una posibilidad es utilizar un enebro horizontal cuando tengamos una superficie amplia que queramos cubrir y no queremos abusar únicamente de la pradera o del mulch. Gracias a reducir la pradera, nuestras necesidades hídricas serán menores pero tampoco renunciamos a tener un espacio vegetado.

Romper con la monotonía visual de las plantas que crecen en vertical es otro de los usos que podemos atribuir al enebro horizontal. No todo tiene que crecer en un único sentido y de esta forma realizamos un punto de ruptura en el diseño del jardín. El enebro horizontal nos ayuda provocando un efecto de distorsión que evita que el paisaje creado  pueda llegar a resultar aburrido.

Otras veces, utilizamos una arboleda o ciertos arbustos para crear una pantalla visual que oculte el interior del jardín de miradas incomodas, del ruido externo e, incluso, de la polución procedente del tráfico. Pero en determinadas ocasiones, queremos integrar el paisaje exterior del jardín pero sin renunciar a poseer una vegetación abundante en los límites. Pues es en estos casos en el que un arbusto como el enebro horizontal nos proporciona esta mimetización del jardín con el exterior que lo rodea, sirviendo de nexo de unión entre el paisaje creado y el paisaje natural. 
 
Enebro horizontal
  
           
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Villa Lante, el jardín limitado por el agua

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Se aproxima el verano y con éste las esperadas vacaciones, momentos de asueto y viajes con los que desconectar de la rutina diaria ¿Qué te parece una escapada a Italia? El destino bien podría ser la región de Bagnaia, en la provincia de Viterbo a tan solo 78 km al norte de Roma. Cercana se encuentra la zona volcánica de Monti Cimini, un lugar muy conocido por sus aguas termales, pero además, también encontraremos un jardín renacentista cuyos límites están establecidos por el recorrido que deja el agua a su paso. 
Detalle del estaque rectangular en los jardines de Villa Lante

Villa Lantees considerado como el referente de jardín renacentista italiano. No está del todo documentado, pero al parecer la impronta del arquitecto Jacopo Vignola está recogida en toda la Villa. La huella dejada por el arquitecto italiano se encuentra en una característica común de otros trabajos donde el jardín se entiende como un ornamento perfecto a la construcción que acompaña. Vignola le da tanta importancia al jardín como al palacio o casa de campo, que debe ser antecedido por un espacio verde acorde con la dignidad del edificio. No obstante, Vignola no trabajó solo pues se sabe que el arquitecto paisajista Pirro Ligorio fue consultado y que la perfección de los flujos de agua que se conservan hoy en día es obra del especialista en ingeniería hidráulica Tommaso Ghinucci.

El caso de Villa Lante es curioso dentro de los jardines históricos, pues fue el espacio verde el que dio fama al lugar y superó incluso a la propia construcción. Si en infinidad de jardines el agua está presente de numerosas formas, en Villa Lante se va más allá y obtiene el papel principal en el jardín. No solo se construyeron fuentes y estanques, sino que el agua es delineante del trazado de los parterres que posee toda la superficie verde.

El diseño del jardín se agrupa alrededor de dos superficies cuadradas dispuestas simétricamente en torno a un eje del que parte la perspectiva visual de todo el conjunto ajardinado. Así mismo, de este eje van naciendo parterres, terrazas y escalinatas que son típicos de este estilo de jardinería. Los espacios sucesivos, no dejan de ser una serie de elementos que contribuyen a crear sorpresa, un juego a la vista provocado por la rotura entre palacio y jardín.
        
El equilibrio armonioso entre cascadas, estanques, canales y fuentes, crean una danza ejecutada por el agua de los que se obtiene un jardín geométrico. Del primer cuadrado central se van desarrollando los sucesivos cuadrados. Y si de la primera figura geométrica partimos de un estanque con agua, en las siguientes encontramos setos igualmente podados con forma cubica en diferentes alturas. También encontraremos setos bajos de boj, recortados con forma de figuras decorativas que envuelven a otras pequeñas fuentes y esculturas.

En Villa Lante se abandona la idea de jardín como complemento y pasa a formar parte de un todo. Durante la visita de turismo de jardines, una vez que abandonamos los parterres geométricos centrales, los visitantes pueden adentrarse en bosquecillos de robles, encinas y plátanos, contemplar otras fuentes y esculturas que esperan agazapadas en rincones inesperados y descender a través de escalones ajardinados hasta terrazas pobladas por brezos y camelias. 

Jardines de Villa Lante

Fuente de Pegaso

Juegos de agua
Fuente imágenes: wikimedia commons 

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La biodiversidad urbana y el Acer negundo

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Sabemos que la biodiversidad no es exclusiva de la naturaleza y que su implantación en las ciudades produce grandes beneficios. Una mayor variedad de árboles urbanos evita la aparición de plagas y enfermedades, así como, su rápida propagación por no encontrar miembros de la misma espacie arbórea cercanos. Y una mayor sanidad vegetal, propicia un mayor vigor de los árboles evitándose accidentes por caídas de ramas o incluso apeos. 

Acer negundo

Este es solo uno de los beneficios de la biodiversidad urbana. Otro de los beneficios es que al haber un número elevado de arboles distintos en las ciudades, la concentración de polen en el aire de una única especie disminuye al mismo tiempo que las alergias que provocan. Al urbanizar ciudades proyectando una amplia biodiversidad estamos construyendo ecosistemas urbanos sanos que regulan las variaciones de temperatura y absorben CO2, mejoran la calidad del aire, fertilizan el suelo bajo nuestros pies, evitan la erosión sujetando el suelo con sus raíces,….

Existen casos de especies arbóreas en que la biodiversidad urbana se ve favorecida por la burocracia municipal, pues hay ocasiones en que se pone aranceles al cultivo de muchas especies arbóreas. Los motivos quedan justificados por razones varias como pueden ser especies arbóreas muy alergénicas, independientemente de que poseer una mayor población (plátanos de sombra, toda la familia de las oleáceas, albizzia, ciprés o el falso pimentero, etc.), o por ejemplo, porque el mantenimiento se encarezca excesivamente en recursos humanos y económicos como ocurre con la Melia azedarach. Todas estas razones me han supuesto en ocasiones no poder plantar determinados árboles de viario en algunos lugares.

Un motivo que he dejado aposta para el final es la elección de especies adecuada a la climatología de la ciudad. La mejor opción a la hora de plantar un árbol, es elegir aquellos que por sus características botánicas se adaptan mejor al medio en el que viven. Siempre debemos recordar que los árboles son seres vivos, y aunque pueden llegar a desarrollarse en un lugar que para ellos es adverso, no se trata de tener arboles en la ciudad malviviendo. Esto, al igual que ocurría con la sanidad vegetal, provoca una disminución de la rusticidad de los árboles que después termina acortando su vida, accidentes por desprendimiento y alcorques vacios.

Este es el caso del Acer negundo, un árbol de viario, jardines y parques que en determinados lugares no he podido plantar porque no se adaptaba a las condiciones climáticas de la ciudad, a pesar de que en ese mismo lugar he visto algunos ejemplares viviendo. El Acer negundo es un árbol pequeño que es fácilmente reconocible porque forma un tronco corto y muy retorcido. Otra característica propia que posee y lo hace fácilmente reconocible es que sus hojas caducas, a diferencia del resto de los arces, no son palmeadas y son imparipinnadas (igual que las hojas de los fresnos).

El origen geográfico del Acer negundo se encuentra en Norteamérica, abarcando un territorio que va desde Florida hasta el norte de Canadá. Puede llegar a soportar bajas temperaturas y puede vivir desde lugares de suelos húmedos como los valles fluviales y, por otro lado, colonizar laderas de montaña seca. No suele ser un árbol tan longevo como otros, pues rara vez alcanza los ochenta años. No tolera bien los suelos calizos ni la incidencia directa de los rayos del sol, prefiriendo lugares de semisombra. Todos estos datos nos pueden ayudar a determinar el lugar adecuado donde plantar un Acer negundo, pero quizás el factor más a tener en cuenta sea el viento. El Arce negundo es una especie arbórea que desarrolla las raíces muy someramente en el suelo, así que en sitios donde haga mucho viento puede llegar a tumbarse.  

El dato de las características botánicas de las especies vegetales es una herramienta que nos facilita siempre la proyección de plantaciones de árboles y evitan errores gracias a la prevención. El ideal será encontrar el equilibrio, una correcta proporción de especies vegetales que se traduzca en una biodiversidad urbana beneficiosa para la ciudad y saludable para sus habitantes.

Acer negundo
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Lo que nuestros ojos no ven de las plantas

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Muchas veces lo que no podemos ver, lo obviamos. Con las plantas nos ocurre igual y solo prestamos atención a lo exterior, a la parte aérea formada por troncos, ramas y hojas y no somos muy conscientes de la importancia de lo que no podemos ver. Aquello que queda bajo los pies no deja de ser un ecosistema muy vivo del que depende hasta nuestra propia subsistencia.

Raíces arbóreas


El sistema radicular de las plantas se desarrolla en un sustrato que no es compacto, es más bien un recipiente que ocupa un volumen y alberga tierra, agua y aire. Esto se debe a que existen una serie de procesos físicos y químicos con los que los granos de arena de diferente tamaño se asocian dejando huecos, cavidades, túneles y, el más pequeño de todos estos espacios, poros.

Bajo tierra existe un mundo particular en el que no solo viven las raíces, pues otros seres han hecho del suelo su hogar. Podemos encontrar lombrices, insectos, bacterias e, incluso, animales zapadores. Todos contribuyen a hacer posible la vida bajo tierra y que las raíces de las plantas realicen todas sus funciones vitales para garantizar otros procesos biológicos que después vemos nosotros reflejados en la superficie (polinización, captación de CO2, fotosíntesis,…).

El sistema radicular de las plantas es el encargado de absorber el agua y los nutrientes que necesitan para vivir. Además, las propias raíces necesitan respirar y toman el aire directamente de los poros que hay en el sustrato. Agua, nutrientes y aire se encuentran almacenados en los poros y son absorbidos por las raíces más jóvenes y finas al interior de la planta. Debido al diminuto tamaño de los poros, se producen una serie fuerzas de atracción física que son capaces de retener todas las sustancias necesarias para la vida bajo tierra.

La importancia de las raíces de las plantas es también una cuestión de tamaño. La forma del sistema radicular se asemeja a lo que podemos observar en la parte aérea de árboles, arbustos y hierbas pero invertida. La diferencia se encuentra en que las raíces son de una proporción tres veces superior a la parte aérea debido a la necesidad de absorber una amplia cantidad de las sustancias que se encuentran en el sustrato. El crecimiento de las raíces es la razón que hace necesario cambiar de contenedor cada dos o tres años en plantas cultivadas en macetas. 

Es por esto que una de las actividades de más valor que existe en jardinería es la descompactación del suelo. Debido principalmente al impacto de las gotas de agua de  la lluvia o el riego y a las pisadas, el sustrato con el paso de los meses se va apelmazando. Cuando se llega a este punto, los poros se cierran y no permiten el almacenamiento de agua y aire. En la superficie, se forma una costra que impide la filtración del agua, lo cual hace que al regar el agua resbale y acabe filtrándose más allá de los límites de la zona apelmazada quedando fuera del alcance de las raíces.

Para asegurar una buena actividad biológica de nuestro suelo, es necesario dejarlo con un aspecto mullido mediante el uso de una azada o, si la planta se encuentra en una maceta, con un rastrillo o pala pequeña. De esta forma, garantizamos una buena salud de las plantas en nuestro espacio verde que nos agradecerán. 


El suelo en el jardín

Descompactando el suelo

  
Fuente imágenes: pixabay

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Y de repente verano

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Entiendo que con la llegada de las fechas tenga que haber una determinada climatológica, lo que  me parece curioso (por no decir preocupante), es que no exista una transición progresiva entre una estación y la siguiente. En Sevilla hemos pasado de un inverno cálido que no terminaba, a un verano de improviso que nos ha pillado despistados. Entre los seres vivos que tienen que adaptarse a los rigores del cambio climático se encuentran, efectivamente, las plantas de nuestro jardín.  

Riego con difusor al anochecer 

Las plantas llevan habitando la tierra muchos millones de años a la aparición del ser humano. Han soportado la separación de continentes, cambios en la composición atmosférica, caída de meteoritos o glaciaciones, y ahora tienen que volver adaptarse a un cambio presuntamente rápido y, de paso, garantizar nuestra propia subsistencia. Algunas ya portan con esa característica que las hace diferentes y evolucionaran, la mayoría desaparecerán irrecuperablemente. 
    
Para hacer posible este descomunal proceso de adaptación podemos ayudar, en la medida de nuestras posibilidades, y preparar nuestro jardín o las plantas que tenemos en macetas a la llegada de este verano improvisado. Deberemos tener muy presente cuales son las necesidades hídricas de cada especie, pues no todas las plantas tienen los mismos requerimientos de agua.

Las plantas se agrupan normalmente en tres grupos de necesidades: Plantas de altas necesidades, plantas de necesidades intermedias y plantas xerofitas o de baja necesidad hídrica. Es importante conocer este dato de las plantas que cultivamos por dos motivos; el primero, porque el agua es un bien escaso que hay que cuidar, el segundo motivo, tanto el defecto como el exceso de agua puede ser perjudicial para los vegetales pues poca agua haría que la planta se marchite y el exceso hará que las raíces mueran por asfixia radicular. A modo muy generalizado, las plantas siempre deben tener el sustrato húmedo, lo suficiente que sea capaz de detectar nuestro sentido del tacto al palpar con la mano. Obviamente, las cactáceas y crasas necesitan poca agua y una pradera de céspedes necesitará mucha agua. 
  
Proporcionar la cantidad de agua necesaria a cada planta es complicado y muchas veces será la observación lo que nos determine qué requiere cada planta en particular. También habrá que probar e ir desechando lo que no funciona en detrimento de medidas que tomemos y que detectemos una respuesta positiva en las plantas. Veremos que aunque sean la misma especie vegetal, una única planta como un único individuo, puede llegar a tener un comportamiento diferente según el lugar donde se cultive, independientemente de si son dos lugares muy cercanos ya que pueden estar sometidas a una exposición solar diferente, a una corriente de aire distinta, a un terreno de composición arcillosa donde se retiene más agua, etc.

Para hacer más eficiente el riego, debemos contar con un sistema de goteo para arbustos y árboles, así como, de un sistema de difusores para praderas de superficie pequeña o un sistema de aspersores para elevadas superficies de céspedes. Un programador de riego nos facilitará el riego al poder establecer con mayor precisión la cantidad agua que necesitan las plantas y realizar la programación en las horas idóneas de riego en verano. Lo mejor es sin duda regar al atardecer para evitar que el agua de riego se pierda por evaporación durante las horas del día más soleadas. 
           
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El jardín natural de Jac Thijsse

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La educación ambiental es uno de los temas a tener muy presente en el progreso del futuro posterior. No solo aprender el respeto necesario por el medio que nos rodea y del que dependemos, también a conocer el mundo que poblamos y las especies que lo habitamos, pues inevitablemente estamos todos conectados a una red de variopintos ecosistemas. La educación ambiental es un aspecto que nos parece muy actual y del que dependen las generaciones del futuro, pero que en realidad empezó a gestarse a principios del siglo XX de la mano del profesor y biólogo holandés Jac Thijsse.

Panel de información a la entrada de  Thijsse’s Hof

Maestro de botánica de profesión, Jac. P. Thijsse no solo se preocupó de reconocer y clasificar las especies botánicas del entorno que tenía más cercano. Además, fue pionero en mostrar a sus alumnos la botánica más allá de los libros de texto, la que se encontraba in situ en los parajes cercanos. Thijsse recorría junto a sus alumnos la naturaleza que se extendía junto a la escuela de secundaria de Overveen (Países Bajos) de la que era profesor y que está compuesta de costa con playas de arena, dunas y vegetación propia de éste ecosistema. En ese lugar, sus alumnos observaban con detenimiento las plantas, insectos, aves y mamíferos.

No solo se dedicó a la docencia, pues Thijsse escribió numerosos libros, era columnista en un periódico, fue cofundador de la revista de biología y campo De Levende Natuur y participó en la fundación  de la Asociación Para La Conservación de Monumentos de la Naturaleza en los Países Bajos. Pero quizás lo que más llame la atención de su carrera y que está muy relacionado con su filosofía de educación ambiental sea la creación de los álbumes de Verkade. La compañía Verkade era una empresa que se dedicaba a la panadería industrial y el director pidió a Thijsse que escribiera un libro de naturaleza con diferentes aspectos del entorno holandés. En los paquetes de galletas se envolvieron pequeñas ilustraciones de naturaleza que debían ser pegadas en su lugar correspondiente del libro. La colección de ilustraciones del álbum de Verkade fue un éxito y se llegaron a vender más de 100.000 libros.

El reconocimiento del jardín natural de Thijsse se manifestó en la creación del jardín de vida silvestre de Bloemendaal. Con motivo del 60 cumpleaños de Jac Thijsse, en 1925 el gobierno de la localidad donó un terreno que acabó convertido en un jardín para mostrar la vegetación natural de Holanda.

En la actualidad podemos viajar y hacer turismo de jardines en el especial Thijsse’s Hof, uno de los jardines naturales más antiguos del mundo. Consta de la vegetación más significativa de las dunas de la región donde se ubica. En total más de 800 especies vegetales que se agrupan en los siguientes espacios: El bosque de dunas, monte bajo de dunas, pastizal de duna seca, ladera con rosa de roca común, pradera pobre en nutrientes de brezo, dunas, lago y borde de demostración. Como curiosidad, también existe un jardín de malas hierbas o campo de malezas, que nos recuerda como era el campo antes de la llegada de los herbicidas. 


La educación ambiental en Thijsse’s Hof

Álbum de Verkade

Lago en  Thijsse’s Hof

Estatua de Jac P. Thijsse en Thijsse’s Hof

Fuente imágenes: wikimedia commons 

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Elementos de un jardín para niños

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Llegan las esperadas vacaciones de verano, atrás queda el colegio por unos meses y los niños pueden salir al aire libre y disfrutar jugando de su merecido descanso. Pero crear un jardín para que los niños y niñas jueguen requiere tener en cuenta una serie de consejos que no solo harán del espacio verde un lugar de esparcimiento, sino también un lugar seguro y eficiente.

Columpio creado con un neumático y cuerda 

En primer lugar, debemos colocar la zona de juego de niños en un lugar del jardín donde pueda ser observada por adultos y de fácil acceso. Después, podemos dotar al jardín de una zona con juegos o playground y si, además, éstos los hacemos de manera natural y aprovechando material de reciclaje, obtendremos un espacio muy divertido e ideal para dejar volar la imaginación. Construir un columpio reutilizando un viejo neumático y una cuerda atada a la rama de un árbol es un ejemplo. Otro juego DIY (hazlo tu mismo), es coger dos pallets y colocarlos en pirámide construyendo una doble escalera por la que trepar. Incluso si le ponemos una tela que cubra la entrada y salida, conseguimos crear una “casita” de jardín. El último ejemplo de juego DIY, es crear un circuito con objetos reciclados para sortearlos en los que podemos utilizar restos de ramas podadas, neumáticos, pallets,…. 
    
¡Ya hemos creado la zona de juegos infantil! Ahora tenemos que proporcionar un sombreado adecuado. Algunos jardines se diseñan sin tener en cuenta que la zona de niños tiene que estar protegida de los distintos agentes climatológicos (sol, viento, lluvia,…). En verano encontramos parques públicos con zonas infantiles con partes metálicas muy calientes y éstas pueden provocar quemaduras en la piel muy graves. Para que no ocurra esta circunstancia, tenemos que colocar la zona de juegos bajo la sombra de los árboles más frondosos de nuestro jardín. Aunque tal vez, por falta de previsión o porque los árboles son aún pequeños, no tenemos sombra suficiente pero podemos poner una carpa o una malla de sombreo en la zona a proteger de los rayos del sol. 
  
Hemos hablado de los árboles, pero el resto del jardín para niños debe poseer una vegetación acorde a los juegos infantiles. Las plantas que más diversión provocan, son aquellas que asemejen un jardín silvestre o natural, pues a simple vista pueden parecer el bosquecillo de un cuento o una lejana selva tropical. Debe ser una vegetación natural, rústica y resistente al juego de los niños y, sobre todo, que nos garantice el valor ornamental de los macizos arbustivos. Por supuesto, quedan descartadas las plantas consideradas peligrosas por las espinas de sus ramas, las que posean partes aéreas urticantes, arbustos con hojas de filo cortante como la Cortaderia selloana o aquellas que poseen frutos no comestibles.

Existen una extensa variedad de especies vegetales en el mercado que nos bridan la oportunidad de elegir las que son más adecuadas para crear el jardín de los niños. Normalmente las que sean autóctonas se acercaran más a lo que estamos buscando, aunque también habrá plantas naturalizadas que se den bien u otras que por sus características se recuperen fácilmente de roturas provocadas por los juegos. 
 
La hoja de la Cortaderia selloana es cortante 
              
Fuente imágenes: pixabay

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El valor de la flor del Magnolio

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Es probablemente una de las flores más codiciadas, no solo por su belleza, también por su escasez. En Córdoba por ejemplo, la flor del Magnolio es utilizada para decorar los balcones y celebrar el Corpus, lo que hace perseguir todos los árboles que se encuentren disponibles. 

Flor de Magnolia grandiflora

En Sevilla, en una ocasión durante un curso, en la valoración del arbolado urbano nos preguntaron cuanto valdrían la alineación de Magnolios de la Avenida que existe en el Parque de María Luisa y que atraviesa el gran espacio verde desde la Glorieta de Magallanes hasta la Plaza de España. En el supuesto de un accidente que acabara con todos ellos, existen herramientas como la Norma de Granada que se utiliza para valorar económicamente el precio de un árbol. Pero lo cierto es que los coeficientes y las formulas matemáticas no podrían dar un precio de cuánto valen los Magnolios de la Avenida del Parque de María Luisa, porque es imposible encontrar árboles de igual edad y tamaño. La sustitución de tantos árboles ejemplares no sería factible, tan solo se podría volver a plantar otros Magnolios pero jóvenes con lo que caerían en el olvido los años acumulados en los anillos de sus troncos. La valoración económica de los arboles urbanos es más habitual de lo que imaginamos, y no son pocos los árboles apeados de alcorques a los que se les establece, en muchos casos en litigio, su precio de mercado.

El Magnolio (Magnolia grandiflora) es un árbol de hoja perennifolia y de crecimiento lento pudiendo alcanzar hasta los 35 metros de altura. Procede del suroeste de los Estados Unidos y desde su importación americana es ampliamente utilizado en jardines y otros espacios verdes. Se utiliza como ejemplar aislado principalmente, aunque es posible encontrarlo agrupado o formando alineaciones. Como el nombre de la propia especie indica, posee una flor enorme de color blanco aromática de unos 30 centímetros. Sus entre 6 y 12 pétalos, tienen una textura cerosa y como comenté al principio, es utilizada en arte floral.

Menos utilizada en ramos es la flor de Magnolia x soulangeana, pero es un árbol ornamental que bien merece una mención en este artículo sobre Magnolios. A diferencia de la grandiflora, son más pequeños y poseen una tonalidad rosada. No obstante, son también muy llamativas y cuando todo el árbol está en floración a mi me recuerda la suelta masiva de globos elevándose en el cielo. Claro que esto es una apreciación personal y probablemente a ti te parezca algo distinto. Magnolia x soulangeana es un árbol caducifolio,  pequeño y florece en abril pero con la peculiaridad de que las flores aparecen antes de las hojas resaltando aún más su color rosado entre las ramas desnudas.

Los Magnolios son árboles de clima cálido, así que será más frecuente encontrarlos en jardines y parques donde no existan riesgos de heladas. Por lo demás, no son arboles que requieran una excesiva cantidad de agua y pueden crecer sin problemas en suelo pobres. Si se dan todas estas condiciones, el magnolio se convertirá en una apuesta segura para dar valor ornamental sin igual a cualquier jardín. 

Flor de Magnolia x soulangeana

Magnolia x soulangeana
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Jardín Botánico La Alameda en Gibraltar

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El pasado fin de semana estuve en Gibraltar de visita porque quería enseñar a Jaime un poco la ciudad y que conociera los pícaros monillos que pueblan el peñón. Algo que muchos turistas no saben es que justo donde se toma el teleférico que te sube a la cima de “la roca” y desde la que se puede observar el Golfo de Cádiz, el encuentro entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico y, algo más allá, África, existe un frondoso Jardín Botánico llamado “La Alameda”. 

Agapanto de flor Blanca en los jardines “La Alameda” de Gibraltar

De la última visita que realicé, se ve que la vegetación ha seguido desarrollándose armoniosamente y es un jardín muy asentado. O, tal vez, al ser un verano menos caluroso me pareció que el espacio verde era un lugar más fresco. Lo que siempre me sorprende (de los jardines ingleses en general), es lo poco que se nota el desgaste por el uso y, sobre todo, la carencia de vandalismo. No se observa ni las ramas quebradas por capricho, ni restos de basura entre los parterres, ni rasgones en los bancos, ni los paneles botánicos explicativos quemados por acción de algún mechero. Supongo que aquí tenemos los jardines y parques públicos que nos merecemos.

El Jardín Botánico La Alameda de Gibraltar es de estilo paisajístico, es decir, parterres que se unen por senderos que te invitan a descubrir que se haya al final del camino mientras una tupida vegetación oculta lo que puedes encontrar si te adentras en él. Las plantas son muy tropicales. Buganvillas, cicas, palmeras de tipo phoenix, palmitos, yucas, dragos, ficus, ave del paraíso (Strelitzia spp.), Canna indica, Euphorbia candelabrum y aloes son el tipo de vegetación qué más vamos a encontrar, pero también nos podemos ir a extremos botánicos y ver desde un asiento de suegra (Echinocactus grusonii) hasta arces, ginkgos o cipreses.

En realidad, la vegetación no es muy diferente de la que podemos encontrar en muchos parques y jardines públicos del Sur de la Península Ibérica. Si cambia el vigor con el que se presentan. También cambia como está contenido el sustrato de los parterres. Hay muretes construidos con piedras que van dibujando sobre la superficie del espacio verde diferentes volúmenes. De esta forma el jardín no es plano, pues tiene senderos ascendentes y descendentes, escaleras y hasta un puente que te eleva sobre otras zonas del jardín.

Jaime, como no podía ser de otra forma, disfrutó en espacial con la zona infantil.  Como el resto del jardín, se encuentra distribuido en varias alturas con distintos juegos en cada una de ellas. Yo no probé ninguno, pero según el “experto” en playground de la familia, le parecieron muy divertidos y originales todos; diferentes a lo que está acostumbrado. En especial se entretuvo con una pasarela que se columpiaba al pasar de un extremo al siguiente.

He dejado para el final, el principio del jardín. La entrada de “La Alameda”, es distinta al estilo paisajístico del resto del espacio verde. Las puertas son unas enormes rejas de fundición que dan paso a una plaza ecléctica donde encontramos desde cañones antiguos, hasta una fuente de estilo neomudéjar y muchos azulejos. Hay que subir a una plaza circular por medio de una enorme escalera. Allí se rinde tributo con una estatua dedicada al primer Barón de Heathfiel, Goerge  Eliott, que fue un oficial de la Armada Británica.

Otra estatua homenaje que encontraremos en el jardín La Alameda, es la dedicada a Giuseppe Codali. Diseñador de jardines y horticultor, fue el encargado de otorgar el aspecto paisajístico al jardín a principios del siglo XX. Y es que el jardín ya posee muchas décadas de historia en las cuales se han sucedido momentos de mayor y menor esplendor. La última de las restauraciones se produjo en 1991, con el tránsito de un jardín olvidado en la década de los años 70’s al jardín botánico que se ha convertido en la actualidad para el disfrute de todos los visitantes a Gibraltar. 

Senderos paisajísticos

Paneles Botánicos divulgativos   

Entrada al Jardín Botánico

Zona de juegos de niños

Estatua de George Eliott 



Huerto infantil para educación ambiental

Puente sobre los jardines



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