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Como mantener el césped en perfecto estado en verano

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La pradera de césped es una de las partes más preciadas y delicadas que puede tener un jardín. Su importancia es vital cuando llega el varano, pues posee una inestimable capacidad para refrescar el ambiente y crear una sensación de bajada de temperaturas. Por este mismo motivo tenemos que tener el césped muy bien cuidado, para poder disfrutarlo cuando llegan las esperadas semanas de vacaciones.


El césped es una combinación de diferentes semillas de gramíneas. Algunas de las especies vegetales más utilizadas para crear praderas son: Pennisetum clandestinum, Cynodon dactylon, Lolium perenne, Poa pratensis, Festuca arundinacea, Festuca rubra y Agrostis stolonifera. Cada una de éstas gramíneas posee unas características diferentes (resistencia al pisoteo, tolerancia a la sequía, adecuada para zonas sombreadas,…) y se adapta mejor a unos lugares geográficos que otros.

Es por esta razón que se hacen mezclas proporcionadas de estas semillas en función de para que vamos a utilizar el césped y donde lo vamos a instalar. Lo normal es encontrar en el mercado mezclas de semillas genéricas confeccionadas por diferentes marcas comerciales y creadas en función de pruebas realizadas que han funcionado bien. Pero también es posible encontrar empresas de semillas que pueden prepararte la mezcla que mejor convenga a tu jardín. 

El realizar unas buenas prácticas de mantenimiento en nuestra pradera de césped, nos conducirán a obtener como resultado una buena densidad de vegetación y sin que se observen “calvas”, un colorido verde más natural, una mayor resistencia a las pisadas y, en definitiva, un inmejorable aspecto estético. Algunos trucos para conseguir esa pradera de césped deseada son:

Riego: Las plantas están compuestas de entre un 80% o un 90% agua y debemos mantener esta proporción para que no marchiten. Hoy en día, con las modernas tecnologías en sistemas de riego que existen, se hace prácticamente impensable regar con manguera el césped. El riego con difusores o aspersores (según las dimensiones de la pradera) y con programador, es la manera más eficiente y sostenible que existe para aprovechar el agua. Y se hace especialmente importante, cuando existe la posibilidad de estar una temporada fuera de casa pues lo ideal es realizar dos riegos al día al césped en verano, uno al amanecer y otro con la puesta de sol.

Siega: Con la llegada del buen tiempo y el aumento de la actividad vegetativa de las plantas, se genera una mayor cantidad de material vegetal haciendo que se traduzca en un césped que crece más rápido y, por tanto, un aumento de las siegas que hay que realizar. La altura más habitual de una pradera de un jardín particular es de 4-5 centímetros, aunque esta cifra puede variar en función del uso que le demos al jardín. En verano suelen ser aconsejable aproximadamente cuatro siegas al mes.  

Aireación: Las propias raíces del césped van creando un entramado en los primeros centímetros que compacta el suelo haciéndolo prácticamente impenetrable para el agua y el aire. Se debe descompactar el suelo a dos niveles: uno superficial que se realiza haciendo una siega vertical que arañe de forma perpendicular el suelo y otra descompactación en profundidad de unos 10 centímetros que se realiza con una horca especial con dientes de 11 centímetros de profundidad.

Abonado: El césped posee su propio abono pues va liberando materia orgánica procedente de los restos de siega. Este material vegetal sufre una actividad microbiana que hace que se vayan liberando diferentes nutrientes que suponen un retorno de parte de los que ha ido perdiendo el suelo. No obstante, hay momentos del año en que la actividad de la planta se incrementa y se hace necesario realizar un abonado. La primavera y el otoño son los momentos de mayor actividad vegetativa y es cuando se hacen los abonados al césped. Gracias al abonado conseguimos una pradera más resistente por medio de un mejor enraizamiento, una mayor plasticidad, así como, persistencia y densidad.

Perfilado: Para finalizar, una de las labores que otorgan un mayor valor ornamental al césped es segar aquellas hierbas que sobresalen de los parterres de praderas y acaban en caminos u otras zonas del jardín que no deseamos. En grandes superficies, el perfilado se hace con una desbrozadora de hilo de nylon, pero si la pradera es pequeña, el perfilado se puede hacer con unas tijeras de segar.

Pradera de césped con uso continuado

Fuente imágenes: pixabay

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Un jardín de altura

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Desde hace unos años se está abriendo una puerta hacia un nuevo urbanismo. Una ciudad contemporánea que pretende desarrollarse con base en una infraestructura verde y que aprovecha todos aquellos lugares degradados o infrautilizados urbanos para hacer de él un jardín que conecte todas las aéreas vegetadas. La idea es simple, al unir todos los espacios verdes, contribuyen a potenciar los beneficios que obtiene la ciudad: eliminación de partículas en suspensión del aire, captación de CO2 atmosférico, termorregulador del clima, bienestar psicológico asociado al entorno naturalizado,….

La ciudad de Lucca desde la Torre Guinigi 

En este sentido, uno de los lugares que más se infrautilizan en las ciudades son los techos o azoteas, aunque cada vez se empiezan a ver más techos verdes y, yendo un poco más allá, jardines con arbolado incluso. Quizás el más conocido sea el caso del Bosco Verticale, el famoso complejo residencial compuesto de dos rascacielos y diseñado por el estudio de arquitectura de Stefano Boeri. Situado en la ciudad italiana de Milán, se compone de un entramado de terrazas ajardinadas que son habitadas por 5.000 arbustos, 11.000 plantas perennes y cubridoras, así como, la presencia de 700 árboles.

Pero no muy lejos de allí en la ciudad de Lucca, en Italia también, existe un precursor del Bosco Verticale. Un jardín de altura que se remonta al Renacimiento y que se trata de la Torre Guinigi, la cual pone de manifiesto que muchas creaciones de la antigüedad son susceptibles de ser retomadas, darle un nuevo enfoque y, usando la tecnología disponible en la actualidad, crear una nueva genialidad.

La acaudalada familia Guinigi, a mediados del siglo XIV quiso acompañar las más de 250 torres y campanarios de la ciudad de Lucca con un muro de cerramiento que confinara la ciudad. El afán de embellecer la ciudad de los Guinigi, propició que desearan crear una torre ajardinada que diese valor a su ciudad y, de paso, dar muestra de su señorío. Se desconoce con exactitud la fecha de creación del jardín elevado, pero en una lámina conservada en las crónicas de Giovanni Sercombi (Siglo XV), se observa que entre las muchas torres de Lucca había una que destacaba entre las demás por estar ajardinada con árboles.

La Torre Guinigi está construida en piedra y ladrillo visto. En lo más alto, hay un espacio amurallado en el que se ha dejado una caja que capacidad suficiente para contener el volumen de sustrato que necesitan las siete encinas (Quercus ilex) de la cumbre para desarrollar sus raíces. Y es que la región de La Toscana donde se integra Lucca, podemos encontrar un paisaje donde predominan campos de cereales, cultivos de vides y explotaciones agrícolas de olivos. Es un clima tan benigno que no es de extrañar que las encinas de la Torre Guinigi se hayan adaptado tan bien para crear lo que es sin duda un jardín de altura.
 
Torre Guinigi 

Torre Guinigi vista desde la calle
       
Fuente imágenes: wikimedia commons 

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El nombre científico, el proyecto de jardín y una flor para el verano

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Desde los inicios de la botánica, los nombres que se les daba a las plantas han sido muy variados en función del lugar donde se cultivase. Una misma especie vegetal podía llamarse de forma distinta en un país o en otro, e incluso, dentro de la misma región poseer a su vez varias nomenclaturas. Tuvo que venir el naturalista y científico sueco Carlos Linneo para establecer una ordenación igual en cualquier lugar del mundo. De esta forma nació la nomenclatura latina de todos los seres vivos del planeta. 

Margarita africana o Dimorphotheca ecklonis o Osteospermum ecklonis

Pero también en ocasiones son los propios científicos los que no se ponen de acuerdo para establecer los nombres en latín de muchas especies y se dan casos de entradas y salidas de géneros, familias o grupos de manera mucho más frecuente de la que nos podamos imaginar. En mi caso, hay algunas plantas que las aprendí con un nombre y cuando he ido a trabajar con ellas ya poseían otro.

El nombre científico es de suma importancia en el diseño de jardines, pues al establecer los nombres de las plantas en los planos o en el presupuesto del proyecto, debemos asegurarnos que la persona o personas encargadas de la ejecución de la obra sean capaces de identificar la especie vegetal que vamos a plantar en el jardín sin que existan malentendidos. La forma correcta de escribir el nombre científico de una planta en un proyecto de jardinería es nombrar de inicio el género con la primera letra en mayúsculas seguido de la especie y ambos en cursiva. En muchas ocasiones también se incluye la variedad con el diminutivo “var.” para diferenciar. Un ejemplo de nombre de planta de cómo debe estar escrito en el proyecto de jardinería podría ser la Adelfa enana o Nerium oleander var. nana.

Pero volviendo a los cambios de nomenclatura, hay una planta que me cuesta una barbaridad desprenderme del nombre con el cual aprendí a reconocerla. De hecho, estoy escribiendo este artículo y aún no tengo claro que nombre debo utilizar porque hasta los propios catálogos de plantas de los viveros te envían a través de sus páginas ordenadas alfabéticamente de una nomenclatura a la otra. 

La planta en cuestión es la Margarita Africana, que la aprendí como Dimorphotheca ecklonis pero que también es conocida como Osteospermum ecklonis. En fin, a veces los humanos queremos simplificar las cosas ordenando y clasificando de todo, pero obtenemos como resultado todo lo contrario.

Ajena a los desajustes que provocamos, la Margarita Africana es una planta que enorme valor ornamental para el jardín y eso sí que no cambia. Se trata de una hierba cubridora y perenne que no alcanza mucha altura. Sin embargo, posee una flor llamativa de diversos colores compuesta por una gran cabeza floral que pueden llegar a medir desde el extremo de un pétalo al siguiente unos 8 centímetros.

Originaria de Suráfrica, es muy frecuente encontrarla en parterres de jardines y parques públicos por la espectacularidad y abundante floración que comienza en primavera. Es una planta que necesita crecer en un lugar soleado, un riego moderado aunque es resistente a la sequía y podas de conservación tras la floración. Una flor que es todo un acierto para embellecer un jardín en esta época del año. 

Margarita africana o Dimorphotheca ecklonis o Osteospermum ecklonis

Margarita africana o Dimorphotheca ecklonis o Osteospermum ecklonis
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La Dracena y el beneficio de las plantas de interior

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¿Cómo definiríamos una planta de interior? Es más ¿Existen las plantas de interior? Lo cierto es que no hay planta que su hábitat natural no esté al aire libre, aunque ese lugar sea la penumbra bajo vegetación de un bosque tropical. Todas las plantas son de exterior, pero es verdad que muchas se adaptan muy bien a vivir en el hogar porque la luminosidad, la humedad y la temperatura de interior es la más adecuada para su desarrollo.
Dracena (Dracaena marginata)

El hecho de que haya plantas que se adapten a vivir en el interior de una casa ha provocado el aprovechamiento de vegetación viva para la decoración, más allá de la flor cortada. Pero, incluso, es recomendable tener plantas de interior en casa no solo por aumentar el valor decorativo, pues las plantas de interior nos ayudan a purificar el aire en el hogar construyendo un bienestar aún mayor.

El pionero en estudiar de los beneficios que poseen las plantas de interior fue el Doctor B.C Wolverton. Especializado en química, biología e ingeniería ambiental, es mundialmente conocido por ser el científico que dirigió el Estudio de Aire Limpio de la NASA. El Doctor Wolverton fue reclutado por la NASA en 1971 como Jefe de Laboratorio de Investigación Ambiental, para un estudio biológico dividido en tres grandes bloques: plantas para vivir en soportes espaciales cerrados, buscar opciones para el tratamiento de aguas residuales y la investigación de plantas capaces de limpiar el aire con problemas de contaminación. En 1978 centró sus estudios de especies vegetales capaces de mejorar el ambiente interior del hogar y que pudieran eliminar los temidos compuestos orgánicos volátiles (COV).  Estas peligrosas sustancias se encuentran en pinturas, barnices o disolventes en los muebles de casa y son liberados al aire por acción de las altas temperaturas. Entre los efectos que provocan en la salud, a corto plazo, están alergias, migrañas, irritaciones y, a largo plazo, pueden tener efectos cancerígenos por acumularse en las grasas del cuerpo humano. El Doctor Wolverton publicó en 1989 el resultado de su trabajo que se tituló Interior Landscape Plants for Indoor Air Pollution Abatement (Plantas Paisajistas de Interior para la Disminución de la Contaminación del Aire Interior), un trabajo que se encuentra en libre consulta y lo puedes descargar aquí.

Entre las plantas utilizadas para su estudio se encuentra la Dracena (Dracaena marginata), un arbusto de varios troncos de hojas lanceoladas, muy largas y estrechas. Ella se encarga de absorber los nocivos formaldehidos del aire en casa y los transforma en sustancias inocuas para la salud, así como, para la propia planta. La Dracena es una de las plantas de interior más común, pues puede vivir perfectamente en macetas y jardineras. Debido a su lento crecimiento, una tendencia en decoración es plantar varias a la vez de distintos tamaños para que formen un conjunto que no pase desapercibido.

Pero si la Dracena nos ayuda eliminando sustancias nocivas del aire, nosotros podemos cuidarla a ella con algunos consejos de cultivo. Aunque es considerada una planta de interior, prefiere estar ubicada en un lugar cercano a la ventana o el balcón donde pueda recibir la luz directa del sol donde también se adapta a las corrientes de aire y la acción del viento. Agradecerá un abonado en verano que es su época de crecimiento, momento en el que necesitará dosis de riego más asiduas. Para finalizar, se pueden realizar podas del tronco a la altura que queramos cuando éste ha crecido en exceso y del corte brotaran nuevas ramas que darán un ejemplar ramificado. 
 
Tronco dividido de Dracena 
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Grandes Jardines Italianos

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Grandi Giardini Italiani (Grandes Jardines Italianos), es un proyecto que nació hace más de veinte años para dar a conocer el enorme valor del patrimonio verde en Italia. La idea se fundamenta básicamente en una apuesta por el turismo de jardines que cada vez cuenta con un mayor número de fieles, así como, un aumento de nuevas personas que disfrutan conociendo y visitando hermosos jardines.

Jardines de Villa Melzi (Belalagio) 


El proyecto de crear una red turística de jardines surge en 1997, y aunque sus inicios fueron complicados, Grandi Giardini Italianicuenta en la actualidad con un total de 123 jardines visitables que se estructuran en una red 12 regiones. Se ha generado tal expectación por este turismo de jardines, que cada año se va ampliando el número de espacios verdes que se adscriben a la red. Los jardines italianos adscritos, la mayoría privados y algunos públicos, en el año 2014 atrajeron a ocho millones de visitantes de todo el mundo hasta Italia.

La idea de crear la red de jardines italianos para realizar visitas turísticas se materializó en 1997 gracias a Judith Wade, escocesa que creció en Australia, pero que migró a Italia para estudiar historia del arte. La motivación que llevó a Judith Wade a crear Grandi Giardini Itiliani fue que, a pesar de que Italia contaba con inmenso patrimonio artístico y botánico, cuando realizaba visitas a los jardines que tanto apreciaba, encontraba dificultades por problemas de horario y limitaciones a la hora de acceder a los jardines privados. Esta circunstancia desalentaba a cualquier amigo de los jardines a plantearse una visita, así que Judith decidió crear una empresa cultural que facilitara las visitas a los diferentes espacios verdes.

El funcionamiento de la red es simple a la vez que viable y sostenible. La red de turismo de jardines coordina los horarios de vista y gestiona una serie de eventos en los mismos (concierto, teatro, danza,…) siendo la financiación obtenida invertida directamente en mantenimiento, conservación y reposición de plantas de los diferentes espacios verdes. Mientras que Grandi Giardini Itiliani se financia con una cuota que proviene de los jardines que forman parte de la red. Gracias a este sistema de puesta en valor de los espacios verdes, se ha conseguido desarrollar una sensibilidad por el patrimonio cultural verde y, al mismo tiempo, un modelo de gestión de los espacios verde que optimiza el mantenimiento de los jardines adscritos a la red, los cuales ganan una gran visibilidad gracias a los eventos que en ellos se realizan.
   
Grandi Giardini Itiliani es una idea empresarial que puede ser fácilmente a exportable a otros países como por ejemplo España. El patrimonio verde existente en la Península Ibérica es incuestionable y también se cuenta de partida con una cierta sensibilidad por el turismo de jardines. Tal vez, lo único que hace falta es una apuesta en firme por este modelo de negocio.

Invernadero en los Jardines La Mortella (Isla de Isquia)

Jardines de Villa Taranto (Verbenia-Pallenza)

Puedes consultar la web de  Grandi Giardini Itilianiaquí.

Fuente imágenes: wikimedia commons 

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La arquitectura de los árboles

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Siempre he sido un fiel defensor de respetar la estructura de los árboles y para ello solo basta con ser previsor, planificando con anterioridad a la plantación la especie adecuada al espacio y la climatología en la que va a crecer el árbol. Debemos tener en cuenta permanentemente que un árbol es un ser vivo, nunca será como el mobiliario de un parque (bancos, papeleras, farolas,…), pues se desarrollará formando una arquitectura única y singular.

Arboleda con Álamos blancos de porte piramidal en primer plano

A pesar de que ningún árbol será igual, nos empeñamos en catalogarlo todo y agrupar las cosas o los seres que nos parecen que poseen una característica similar. La arquitectura de los árbolesno escapa a esta agrupación y, por supuesto, hemos catalogado una serie de formas en las copas que suele ser más o menos similar en las diferentes especies arbóreas que encontramos en alcorques, jardines y parques.

La más conocida e intuitiva, pues es la primera que dibujamos desde niños cuando representamos un árbol, es la copa redonda. Después tenemos la forma columnar, que se asemeja a un cilindro y es la que poseen los cipreses. Otra forma muy recurrente a la hora de dibujar un árbol es la forma piramidal, que es la que hacemos cuando queremos dibujar un “pino” aunque en realidad se asemeja mucho más a los abetos. Y también está la forma caída o llorona, que es la típica del sauce o de la falsa pimienta. El resto de formas son mixes o extremos de éstas, como por ejemplo la piramidal estrictaque es una forma piramidal con la parte área muy comprimida y es típica de algunas variedades de álamo blanco.

Lamentablemente, cuando vamos a podar algunos árboles, esta situación ideal de arquitectura de árboles naturales, no es la que encontramos. Son árboles viejos, que han sufrido numerosas podas severas, que se encuentran plantados en lugares inadecuados y al crecer han quedado demasiado juntos unos de otros o sin suficiente espacio por una construcción que les impide su desarrollo natural. En estos casos, las ramas crecen sin criterio fijo, los troncos quedan retorcidos en formas imposibles y la atura de cruz del árbol prácticamente se encuentra casi en el suelo.

No obstante, estos árboles necesitan un mantenimiento y, aunque complicado, se puede realizar si somos capaces de observar con paciencia el árbol, detectando las necesidades que tiene para establecer lo que más le conviene. La poda de éstos árboles requiere un autentico ejercicio de arquitectura arbórea. Los primero sería eliminar los chuponesy ramas demasiado bajas que impidan el paso. Después hay que podar las ramas enfermas y que se estorban para que puedan crecer aquellas más robustas y sanas. 

Seguidamente se eliminaran las ramas que han alcanzado las de las otras especies o las construcciones próximas. Por último, se airea el interior de la copa del árbol, eliminando algo de vegetación para que pase el aire y no se produzcan podredumbres.

La arquitectura de los árboles es muy importante como hemos podido comprobar. Una actividad jardinera complicada, pero que nos ayuda a mitigar los errores cometidos en el pasado a la hora de elegir una espacie arbórea para un lugar determinado. 
           
Jacaranda con podas en sus ramas
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Nueva visita a la cubierta vegetal de Torre Sevilla

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Sé que es muy común el dejar las cosas para otro momento u otro día, algo que no hace mucho descubrí que se define con la bonita palabra procrastinación. Pues bien, en el diccionario debería venir una foto mía al lado de la definición de procrastinación porque dudo que haya una persona en el mundo que vaya postergando todo más que yo. Mis disculpas.

Terrazas con contenedores de cerámica 

El caso es que tres años después he vuelto a visitar el jardín de la cubierta vegetal de Torre Sevilla(anteriormente llamada Torre Pelli), de nuevo en verano y parece que las fotos son las mismas de mi última visita. Siempre que paso por la zona me digo que tengo que volver para observarlo, pero lo voy postergando y hace unos días me decidí a volver para ver como se había desarrollado después de tanto tiempo.

También hace tres años escribí un artículo al respecto en el que, en resumen, contaba que el proyecto completo es obra del estudio argentino de arquitectura Pelli Clarke Pelli y que se trata de un edificio sostenible que consiste (muy) básicamente en un centro comercial, donde se incluye Caixa Forum Sevilla, y una torre que compite en altura con la mismísima Giralda. La cubierta del centro comercial no es la típica que se mantiene en un único plano horizontal si la vemos desde fuera, pues forma volúmenes diversos, pendientes y desniveles ajardinados que según los arquitectos que la proyectaron tiene como objetivo aislar de la temperatura exterior gracias a un espacio abierto al paseo y la contemplación.

A mí me llama mucho la atención ésta cubierta vegetal por ser un jardín contemporáneo que es único en Sevilla. Vamos, que no es frecuente en mi ciudad. Además está la cuestión de poder visitarlo, pues un jardín privado es más complicado acceder a él sin permiso expreso del propietario, que te lo pueden dar, como he hecho yo mismo en alguna ocasión para escribir artículos en el blog. La cubierta vegetal de Torre Sevilla se encuentra actualmente en un limbo en el tema del acceso, pues es privado pero es un lugar destinado al ocio público.

Por suerte, la cubierta vegetal se puede observar perfectamente desde la acera y tuve la suerte de hablar con uno de sus jardineros cuando iba a entrar. Me comentó que no sabe si finalmente se abrirá al público en septiembre (que es cuando se inaugura el centro comercial) o quedará restringido únicamente para los clientes del hotel ubicado en la torre. Aprovechando mi alarde de extroversión, le pregunté por el mantenimiento del jardín y me dijo algo que ya suponía, la dificultad que supone la conservación de un jardín con una superficie tan irregular, a pesar que es fácil recorrerlo por los senderos creados a base de tablas de madera. Al mantenimiento se le añade la dificultad de poder regarlo uniformemente por el mismo problema de las pendientes. El agua escapa por escorrentía hasta la base de la colina, incluyendo en su recorrido la consiguiente erosión del escaso sustrato que debe tener la cubierta vegetal si lo comparamos con un jardín convencional desarrollado en el suelo.
 
No obstante, la falta de uso  le viene muy bien al mantenimiento de la plantación sobre la cubierta. Las alineaciones de pitósporos, adelfas, olivos, romeros, palmitos, clivias, calistemon y olivilla lucen estupendamente junto a los caminos de madera, aunque aún necesiten algunos años para crecer y que den un aspecto más frondoso al jardín. El acceso a la zona ajardinada de Caixa Forum Sevilla si se puede visitar sin problemas. Consiste en alcorques con jacarandas a cuyos pies crecen matas de lavanda o parterres con jacarandas también, pero con la superficie cubierta por festuca. Para finalizar, quiero hacer una mención a una zona con terrazas en las que hay unos contenedores de cerámica perfectamente regados en los que se cultivan romero, ave del paraíso o Cordylineentre otras especies. Merece la pena hacer una vista a la cubierta vegetal de Torre Sevilla si estás por la ciudad, aunque debamos conformarnos con contemplarlo desde fuera. 

Plantación de calistemon

Colinas y senderos de la Cubierta Vegetal Torre Sevilla

Lavanda en uno de los alcorques del acceso a Caixa Forum

Plantación de romero




 
Plantación de pitósporo
            
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La Mortella, un jardín de mirtos y mucho más

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Hace algunas semanas estuvimos hablando de Grandi Giardini Italiani (Grandes Jardines Italianos), un proyecto que supone una red de jardines italianos que se encuentran conectados para ofrecer una oferta de turismo y ocio en común. Uno de los muchos jardines que completan este catálogo de jardines es La Mortella, un vergel ubicado en la Isla de Ischia, en el extremo norte del Golfo de Nápoles, y que desde 1991 se encuentra abierto al público.

Jardines oriental de La Mortella

El mirto (Myrtus comunis), da origen al nombre de La Mortella, que viene a indicar que es un jardín de mirtos porque existen muchos ejemplares de este arbusto creciendo de forma natural en la ladera de la colina donde esta plantado el jardín. Pero no solo de mirto se compone este espacio verde, es más, es un lugar de gran multitud de especies exóticas que sin ser concebido como un jardín botánico puede ser considerado como tal.

La historia del exuberante jardín italiano se remonta a 1956, que es cuando Susana Walton, propietaria del jardín, solicita al paisajista inglés Russell Page la creación del mismo. Lady Walton era la esposa argentina del compositor inglés William Walton y ambos habían establecido su hogar en la parte occidental de la Isla de Ischia en 1949.  El terreno era un espacio montañoso que posee cantidades importantes de restos volcánicos, elementos que fueron respetados e incorporados en la construcción del jardín.

La superficie actual de todo el jardín es de aproximadamente un par de hectáreas que se encuentra dividida en dos zonas diferenciadas. La primera zona recibe el nombre de El Valle y fue la que diseñó y ejecutó Russell Page. Es la zona inferior del jardín y se caracteriza por poseer una colección de plantas de origen climatológico subtropical húmedo. La segunda zona recibe el nombre de La Colina y fue la propia Susana Walton la encargada de ampliar el jardín incorporando una colección de plantas de origen mediterráneo. A parte, estos dos grandes espacios cuentan con otros más pequeños que poseen una nomenclatura concreta debido al elemento que los caracteriza: el jardín de aloes, el jardín nenúfares, los invernaderos tropicales, el lago del cocodrilo y el pabellón tailandés.

Todos estos espacios se encuentran conectados por senderos y escaleras que permiten a los visitantes recorrerlos para descubrir que muchos de los lugares del jardín son medios acuáticos. Gracias a esta singularidad, encontramos el cultivo de una gran variedad de especies vegetales que viven en el agua como nenúfares, papiros, lotos, etc. Pero también son habituales en La Mortella otras especies botánicas, en especial las orquídeas que crecen entre helechos, aloes, proteas, yucas, agaves, palmáceas, magnolios, camelias, dragos y palo borracho.

Sin duda, el turismo de jardines no tiene límites y La Mortella es un candidato perfecto para incluir en esa lista de visitas a realizar por los amantes de los espacios verdes. Puedes entrar la web oficial de La Mortella aquí

Jardín de El Valle

Orquídeas en el jardín La Mortella   

Pabellón tailandés

Fuente imágenes: wikimedia commons 

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Las virtudes del Almez

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Soberbio, elegante, robusto, xerofito, equilibrado, protector, beneficioso,…. Se nota descaradamente mi favoritismo por el Almez (Celtis australis), el cual lleva poblando las calles de nuestras ciudades desde hace mucho tiempo como arbolado urbano. Pero no soy solo yo. La nomenclatura del Almez proviene del hispano-árabe al-máys que significa textualmente árbol, es decir, que en épocas pasadas en la Península Ibérica cuando se hablaba de árbol rápidamente el subconsciente volaba hasta el perfecto porte de Celtis australis.

Hojas y frutos de Almez (Celtis australis)

La estructura de ramas del Almez es una de las que mejor definen la copa redonda de un árbol. La corteza gris que posee es muy significativa también, de un brillo casi imposible y con una textura lisa pero con suaves marcas que se asemejan al texto de un libro escrito en un extraño dialecto que solo conocen los árboles.

Las hojas del Almez son caducifolias, así que tienen la virtud de dejar pasar la luz del sol en invierno y sombrear captando la intensa radiación solar del verano. Bajo su copa, en los meses más calurosos, pueden hacer descender varios grados centígrados la temperatura contrarrestando el fenómeno de la isla de calor. Este es un proceso que se da en las ciudades debido a la saturación de construcciones de materiales que absorben el calor, como el hormigón, provocando un aumento de la temperatura de forma no natural.

Además, las hojas pecioladas del almez, que poseen una longitud de unos 8 centímetros, están adaptadas a resistir la sequía. De forma ovo-lanceolada y sutilmente serrada por el borde, una hoja de Almez tiene el haz de color verde brillante y sin embargo el envés es de color grisáceo. Este cambio de color se debe a que el envés de la hoja se encuentra cubierto de una vellosidad blanquecina que evita la salida de agua que previamente han absorbido las raíces. Una virtud que hace del Almez un candidato perfecto para un xerojardín.

La floración del Almez (o Almezo como se llama en otras regiones), se produce en los inicios  de la primavera, siendo la fructificación a finales del verano y principio del otoño. Volviendo a los orígenes del jardín hispano-árabe, donde en realidad un espacio verde era considerado un huerto de placer, un lugar para el despertar de los sentidos y en que los frutos se podían coger y comer, el Almez ocupa un lugar destacado. El fruto una vez maduro, que se presenta en forma de drupa dispuesta en racimo, es comestible. Yo lo he probado y es una pequeña bolita de color marrón con una somera capa comestible y el resto es hueso. El sabor es parecido al del cacao y, de hecho, el fruto del Almez se utiliza como sucedáneo de este producto en la industria agroalimentaria.

Sin duda, no estoy siendo objetivo al enumerar las virtudes del Almez, porque tal vez me une cierto afecto que no me deja ver el bosque detrás del árbol. Y es que es un árbol urbano que he plantado en muchas ocasiones y del que siempre he obtenido una satisfacción enorme al verlo crecer en un jardín o pasear bajo su copa en las calles donde habita.

Copa de Almez 

La corteza de Almez 

    
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Cuidados para plantas trepadoras de jardín

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Las plantas trepadoras de jardín son aquellas que teniendo escasa madera, son capaces de cubrir fachadas, columnas y pérgolas con toda su parte viva o verde. Las trepadoras, en muy poco espacio de tiempo, crecen encaramándose a las paredes utilizando diferentes medios como zarcillos, pequeñas raíces aéreas o espinas.
Madreselva (Lonicera japonica

A pesar de que pueden alcanzar varios metros de altura en una pared, su cultivo es también sencillo en espacios verdes pequeños. Incluso cuando no disponemos de un arriate o parterre pueden crecer o desarrollarse perfectamente en contenedor. Además, muchas de ellas tienen un valor añadido que es el delicioso aroma que desprenden sus flores en verano. El jazmín, la dama de noche o la madreselva son de las más aromáticas, pero existen otras muchas plantas trepadoras que poseen cualidades dignas de mención y que favorecen su cultivo en jardines. Una de las flores más llamativas que podemos encontrar en un jardín es sin duda la pasiflora, entre las coloraciones otoñales más intensas se encuentran las de la parra virgen y podemos crear una masa verde muy frondosa con la hiedra. También podemos albergar en este listado a las podraneas, tecomarias, buganvillas y plumbagos por ser quizás la representación de plantas trepadoras más comunes.

Son un tipo de plantas muy rústico, capaz de soportar una superficie con suelo pobre en nutrientes y condiciones ambientales de escasa pluviometría, cualidades que no eximen de tener presente una serie de consejos para cultivarlas en nuestro jardín:

1.Colocar tutores: Aunque las plantas trepadoras tienden a escalar paredes, cuando aún son jóvenes pueden desviarse en su crecimiento y avanzar a ras del suelo. Por eso, es conveniente colocar un tutor que les indique el “camino a seguir” y que mantenga erguidas aquellas ramas que se encuentran flácidas. En algunos casos, podemos ir más allá y colocar una celosía que le sirva de estructura para escalar o establecer un espacio compartimentado que separe de otras zonas del jardín.

2. Podas: Las plantas trepadoras pueden llegar a ser muy invasoras. En el caso de la glicinia, realiza tal competencia por la luz, que muchos árboles cercanos pueden verse gravemente afectados cuando son cubiertos por completo. Lo ideal es ir controlando con frecuencia aquellas ramas que crecen y cortarlas antes de que provoquen un follaje desproporcionado en el jardín. También habrá que hacer podas más drásticas al inicio de la primavera y al final del verano rebajando al menos un tercio de su volumen. 
      
3. Orientación: El heliotropismo se la facultad que poseen la mayoría de las plantas para crecer siguiendo la dirección de la luz. Para realizar este fenómeno biológico, las plantas poseen una yema apical en sus terminaciones que se estimula por la acción del sol. A las raíces de las plantas, en cambio, les  afecta el fenómeno inverso, el geotropismo, y por eso crecen profundizando en el suelo. El caso es que las plantas trepadoras, para poder desarrollarse hacia arriba, cumpliendo con lo que marca su heliotropismo botánico, necesitan de una exposición muy soleada.

4. Abono y riego: Es verdad que hemos dicho que las trepadoras son plantas muy resistentes, y lo son. Pero como todas las especies vegetales que habitan un jardín, un aporte de abono equilibrado con nitrógeno, fosforo y potasio, así como, riegos en la época de más calor, nos ayudará a tener en el jardín unas trepadoras vigorosas y de enorme valor ornamental.

Jazmín (Jasminum grandiflorum)

Glicinia (Wisteria sinensis
Fuente imágenes: pixabay

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Arbustos mediterráneos y el jardín actual

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A veces hablar sobre xerojardinería me hace sentir algo viejo, pues me remonta a aquellos días cuando estudiaba todo lo relacionado con el diseño de jardines, allá por el pleistoceno. Puede ser que el concepto de xerojardín parezca desfasado por los muchos nuevos conceptos que van apareciendo. Sobre todo en lo relacionado a urbanismo. Pero también es verdad que los jardines poseen una evolución temporal muy diferente a la del ser humano, que depende de muchos factores, pero especialmente de su componente principal, las plantas. Como el tiempo también es relativo para los jardines, dejemos que mis conceptos jardineros me posicionen en un lugar intermedio y me conviertan en un viejoven

Jardín mediterráneo




Tampoco dejemos que la metafísica no nos permita centrarnos y vayamos directamente a la cuestión de las plantas y del jardín mediterráneo, un lugar que se adapta a las regiones mundiales donde se produce un clima mediterráneo (además del sur de Europa y norte de África, también lo tenemos en Chile, Sudáfrica, California y sur de Australia), y que posee un catálogo de plantas procedentes de estas zonas. El clima mediterráneo se caracteriza por tener inviernos suaves, sin apenas nieve, y veranos muy largos con un período estival de sequía muy pronunciada.

Pues bien, los arbustos mediterráneos son un grupo de especies vegetales que se han adaptado o naturalizado a vivir en estas condiciones climáticas. Lejos de lo que pudiera parecer al pensar en plantas xerofitas, los jardines creados con arbustos mediterráneos pueden llegar a ser muy hermosos. Le escasez de agua no implica necesariamente falta de frondosidad, pues estás plantas pueden llegar a formar un follaje espeso en el que no faltará flores y frutos de variados colores dejando de lado la total hegemonía del verde.  Recordemos que un jardín mediterráneo no está carente de agua, más bien de lo que se trata es de tener un sistema de riego eficiente que sea capaz de hacer un uso correcto de los recursos hídricos de los que disponemos.

Estos son los jardines que tradicionalmente se han creado en la Península Ibérica y que su origen se remonta a las culturas romanas y árabes que nos precedieron. No digo que un jardín actual sea un jardín andalusí, lo adecuado sería decir que los jardines mediterráneos heredan algunas características de las costumbres jardineras de otros tiempos. Y cómo lo mejor es coger las cosas buenas que ya funcionaron en el pasado, el jardín mediterráneo no solo es el jardín actual, pues la sostenibilidad necesaria de las ciudades lo convierten el espacio verde del futuro.

En los jardines mediterráneos se mezcla humedad y sombreado para proteger del calor. Se consigue este efecto gracias a una selección de plantas que van desde las aromáticas (lavanda, salvia, romero, tomillo,…), arbustos típicos de sierra (durillo, cotoneaster, adelfa, retamas, olivilla…), plantas de flor (jazmín, plumbago, lantana, hibisco,…), y algunos árboles (algarrobo, almez, olivo, naranjo,…). Un conjunto de plantas que combinados de forma equilibrada con el espacio disponible, las construcciones adyacentes, los usos a los que este destinado y el entorno en el que se encuentra incluido, podemos obtener el jardín sostenible que demanda la urbe actual.

Plumbago

Agua y jardín

Lavanda

Limonero

  
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El Jardín japonés de Buenos Aires

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Nos fascinan los jardines japoneses. Esa mezcla de misticismo, la conexión entre espacio verde y ritual, hace del jardín japonés un espacio que no solo disfruta el cuerpo, pues también enriquece el alma. El ritual está muy presente en el jardín japonés, como la ceremonia del té, ocasión especial para la que quedan cubiertos con frondosa vegetación acompañada de estanques donde nadan carpas de colores. Un jardín que invita a recorrer sinuosos senderos que nos adentran en la filosofía de lo natural.

El faro tras las azaleas en el jardín japonés de Buenos Aires


Tal es la capacidad de seducción de los jardines japoneses que han traspasado fronteras y llegado a otros lugares del mundo donde lucen igual de espectaculares que en Japón, además, sin perder nada de la espiritualidad en la que se encuentran envueltos. Un ejemplo es el jardín japonés de Buenos Aires en Argentina, un lugar que sirve de puente cultural entre Japón y Suramérica.

La motivación para crear un jardín japonés en Buenos Aires se debe a que el país latino acogió a muchos migrantes japoneses que buscaban un futuro económico mejor durante la primera y parte de la segunda mitad del siglo XX. La visita a Argentina en 1967 del entonces príncipe heredero de Japón Akihito, junto a su esposa Michiko, motivó que los ciudadanos de origen japonés que viven en Argentina quisieran crear un jardín que simbolizara un “pequeño Japón” en la Pampa. El espacio verde fue inaugurado por Akihito el 17 de Mayo de 1967.

En la actualidad es uno de los jardines japoneses más buscados por personas sensibles al turismo de jardines, los cuales encuentran en su interior la cultura jardinera japonesa en su mayor expresión, así como, paz interior. A esta sensación contribuye la vegetación dispuesta en armonía sobre su superficie. En el jardín japonés de Buenos Aires podemos encontrar parterres paisajísticos poblados de cerezos (sakura) de delicada flor, azaleas tan amantes de suelo ácido o el resistente Ginkgo biloba que tiñe de amarillo sus hojas cuando llega el otoño.

La superficie del jardín se encuentra surcada de senderos que recorrer, pendientes que dejan tras de sí suaves colinas y hasta un lago poblado de nenúfares que puedes contemplar desde el puente curvo. Y es que el jardín japonés de Buenos Aires no se encuentra carente de mobiliario procedente de la cultura tradicional nipona. Existe un faroque es el punto de partida y llegada del jardín, edificios que sirven de museo y un vivero donde puedes comprar un bonsai, todo decorado al estilo del Japón más clásico.

Como podemos apreciar por las imágenes, el jardín japonés de Buenos Aires es de lo más cautivador y un claro ejemplo de que los estilos jardineros pueden implantarse en otros lugares. Aunque en realidad, importar jardines, es algo que ha ocurrido desde el inicio del diseño de espacios verdes, una llama que sirve avivar el fuego que enriquece el patrimonio verde en general.


Vista del jardín japonés de Buenos Aires

Sendero elevado y edificación de estilo japonés 

Puente curvo 
Lago del jardín japonés de Buenos Aires
Fuente imágenes: wikimedia commons 

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La alargada sombra del Algarrobo

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En pleno otoño como nos encontramos y vivir en una ciudad que aún alcanza 40º C desde el mediodía hasta las últimas horas de la tarde, hace imprescindible la presencia de árboles que garanticen sombra en parques, jardines y espacios ajardinados urbanos. Claro que estas condiciones climatológicas nos son permanentes, pero sí muy frecuentes, por eso es mejor planificar el desarrollo urbano lo más sostenible posible teniendo en cuenta las características del lugar donde se va a plantar el árbol, así como, la propia evolución posterior de la especie arbórea que queremos cultivar.

Algarrobo (Ceratonia siliqua)


El Algarrobo (Ceratonia siliqua) cumple con los requisitos botánicos necesarios para una ciudad como Sevilla, siempre y cuando, respetemos la anchura de su copa cuando se haga un árbol adulto. El diámetro de la copa del Algarrobo oscila entre los 6 y 12 metros, un dato crucial cuando vamos a realizar una plantación de esta especie pues nos ayuda a determinar cuál es la distancia mínima que debemos mantener con otros árboles, edificaciones y mobiliario urbano.

Otra ventaja que tiene la plantación de Algarrobos en ciudades muy calurosas es que es una especie arbórea de hoja perenne o, lo que es lo mismo, no pierde las hojas cuando llega el otoño. De esta forma nos garantiza una profusa y abundante sombra durante todo el año. Además, un factor importante a tener en cuenta en la urbanización de las ciudades modernas, es la capacidad de los arboles de servir como sumidero de CO2 atmosférico. Cuanto mayor sea la masa vegetal que puede producir un árbol, más se fija el CO2 pues el carbono es necesario para el desarrollo de las partes vivas de las plantas. Es importante que no haya ningún alcorque vacio en las ciudades, pero más importante es que se mantenga una masa arbórea aérea abundante. Se trata de que haya muchas copas de árboles, no de que haya muchos troncos creciendo innecesariamente próximos entre sí.

El Algarrobo no es un árbol que vayamos a encontrar en viario, a no ser que existan parterres que los cobijen en el acerado. No es un árbol de los más altos y su tronco no crece completamente derecho, así como, se retuerce en formas diversas. Es similar al tronco de un Olivo. El color de la corteza de su tronco es de un marrón intenso y es tan resistente que es capaz de sobrevivir al fuego.

De origen mediterráneo, el Algarrobo puede adaptarse a vivir en otras zonas cálidas. Al provenir de un lugar de escasa pluviometría, es capaz de resistir la escasez de agua debido a la adaptación que posee a esta circunstancia. El fruto es la Algarroba, que es comestible aunque utilizado habitualmente para ganadería siendo ovejas y cabras sus principales consumidores. El fruto se encuentra tras una vaina coriácea de color castaño, muy vistosa cuando se encuentran en jardines, a veces, cubriendo el suelo que hay a los pies del árbol.

Para el diseño de jardines, se utiliza cuando queremos darle a la zona verde un aspecto rústico, parecido al del olivo, pero con una sombra mayor. En ocasiones, se pueden encontrar a sus pies especies herbáceas de flor con las que crea una combinación que puede resultar un éxito para cualquier espacio verde. 

Vaina del Algarrobo
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El arte floral se da cita en Córdoba este mes de octubre

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Entre los días 19 y 28 de octubre se darán cita en Córdoba (España), los mejores artistas floreales del mundo en un evento que se integra dentro de un marco que ya de por sí constituye un lugar de culto a las flores, la fiesta de los Patios de Córdoba. FLORA festival internacional de las floreses un evento sin precedentes dentro del arte floral contemporáneo en España, donde creadores nacionales e internacionales acudirán a la ciudad andaluza para reinterpretar sus patios a través de instalaciones efímeras.

Cartel de la segunda edición de FLORA festival internacional de las flores


El tema que inspira esta segunda edición de FLORA es el juego, de esta forma los patios elegidos por los artistas participantes se reinventan con instalaciones artísticas efímeras. Cada una de ellas será una experiencia única, y que inspiradas por el imaginario del juego, lograran sumergir al usuario en una experiencia paisajística imborrable.

Para alcanzar su propósito, los creadores visitaran los patios cordobeses para conocer de primera mano la idiosincrasia cultural de este tradicional “jardín”, así como, observar las características del patio donde quedará ubicada la instalación floral. Los trabajos de elaboración de las instalaciones artísticas efímeras se desarrollaran durante la semana previa al festival para que el 19 de octubre puedan ser evaluadas por el Jurado Internacional. Posteriormente, podrán ser visitadas gratuitamente por el púbico hasta el domingo 28 de octubre.
  
El grupo de creadores para esta segunda edición de Flora está constituido por  un variado conjunto de artistas provenientes tanto de España como de otros países del mundo. Los vamos a conocer en las siguientes imágenes así como con algunos de sus trabajos anteriores:

Lola  Guerrera (España)  

Toda  la  producción  artística  de  esta  cordobesa  nacida  en  1982  está  atravesada  por un  tema:  la  vulnerabilidad.  Su  delicada  mirada  sobre  la  fragilidad  de lo  bello  se  ha  dirigido,  como  no  podía  ser  de  otro  modo,  hacia  la  flora.  Ganadora  de premios como  los  de  Fundación  AENA,  Fundación  Biodiversidad,  Caminos  de  Hierro  o  Certamen  Andaluz  de  Fotografía,  Guerrera  logra  sobrecoger  al  público  con  materiales  sencillos,  de  pequeña  escala  y  a  menudo  recogidos  en  la  misma  zona  donde  su  obra  se  expone. 

Lola  Guerrera  





Natalia  Zhizhko (Rusia)

La  obra  de  esta  artista  floral  es  fiel  reflejo  de  su  personalidad:  vital,  expansiva,  empática,  fuerte,  colorista  y  alegre.  Nació  en  Estonia,  pero  pronto  cambió su  paisaje  por  el  ruso,  donde  hoy  es  uno  de  los  grandes  nombres  de  la  floristería  artística  y  comercial.  Multipremiada (World Flower Garden Show 2015 enJapón,  European Cup 2011, Russian Cup 2009...) y  viajera  infatigable,  Zhizhko recorre  el  mundo  dispuesta  a  compartir  sus  conocimientos  allá  donde  haya  alguien  que  ame  las  flores  y  a  demostrar  que  el  único  límite  que  un  artista  debe  aceptar  es  el  de  su  imaginación.

Natalia  Zhizhko  



Mark  Colle (Bélgica)    

Desde  los  15  años  dedicado  a  la  floristería,  el  de  Colle  ha  sido  un largo  camino  hasta  lo  que  hoy  es:  uno  de  los  nombres  más  prestigiosos  deseados  del  arte  floral,  al  que  puedes  encontrar  en  su  deliciosa  floristería  de  Amberes  (llamada  Baltimore  en  homenaje  a  John  Waters)  o  en  las  mejores  pasarelas  del  mundo.  Resulta  imposible  hablar  de  Colle  sin  citar  el momento  crucial  de  su  carrera:  aquel  primer  desfile  de  Raf Simons  para Dior,  un  delirio  de  peonías,  dalias,  claveles,  delphiniums  y  rosas  que  asombró  al  mundo  en  2012  tapizando  las  paredes  de  un  palacio  parisino. Su  estilo  versátil,  contemporáneo,  anárquico  y  sofisticado  nos  hace  mirar  las flores  de  otra  manera. Su instalación floral se ubicará en el patio de la Escuela Mateo Inurria. 



Mark  Colle  


Sherlovell  Yu (China)  

Honghui  Yu  (Sherlovell)  es  el  director  artístico  de  Cohim  Flower  School,  escuela floral  de  referencia  en  China.  Defiende  que  al  arte  creado  con  flores  le  hace  falta  una  mirada  transversal  y  diversificada,  para  abrir  horizontes  más  allá de  los  clásicos  arreglos  florales.  No  es  casual  que  su  producción  se  extienda  además  por  el  diseño  gráfico  y  de  muebles,  la  moda,  la  fotografía  artística,  el  interiorismo  o  la conceptualización  de  exposiciones.  Su  juventud  no  le  impide  ser  uno  de  los  grandes  nombres  el  panorama  de  su  país:  le  sobran  talento  y  visión  de  futuro. Su instalación floral se ubicará en uno de los patios del Palacio de Viana.

Sherlovell  Yu 

Hideyuki  Niwa  (Japón)  

Ha  vivido  entre  flores  desde  su  nacimiento:  su  familia  tenía  una  floristería,  y  desde  que  a  los  20  años  entró  a  trabajar  en  un  prestigioso  establecimiento  de  este  sector  en  Tokyo,  Kamon  Flowergate,  no  se  ha  separado  de  las  flores.  En  2013  fundó  Hideyuki  Niwa  Design  Office,  el  estudio  desde  el  que  difunde  su  estilo  delicado,  contemporáneo  y  renovador.  “Imagina  y crea” es  su  máxima,  y  “Metamorfosis  botánica” el  proceso  que  utiliza  para  mostrarnos  una  nueva  forma  de  belleza.  Ganador  de  la  medalla  de  oro  (categoría  Floral  Art)  en  Singapore  Garden Festival  2016,  gusta  de  enfrentar  a  las  flores  con  otros  materiales,  logrando  fusiones  sorprendentes  y  siempre  bellas. Su instalación floral se ubicará en la Posada del Potro.

Hideyuki  Niwa  



Carly  Rogers (Reino  Unido)

Su  formación  como  florista  arranca  en  la  adolescencia,  lo  que  le  ha  proporcionado  una  base  técnica  que  le  permite  ir  más  allá:  siempre  encontrarás  una  intención  artística  y  experiencial  en  los  trabajos  de  esta  londinense  del  distrito  de  Camberwell.  Formada  en  el  Royal  College  of  Art,  sus  intereses  no  se  detienen  en  el arte  floral,  alcanzando  al  arte  contemporáneo  y  la  moda.  El  estilo  de  Rogers  tiene  algo  de  anárquico,  aparentemente desordenado  y  libre  que  la  conecta  directamente  con  el  clásico  jardín  inglés,  y  con  el  público.  En  sus  instalaciones,  plantas  y  flores  parecen  haber  surgido  espontáneamente,  pero  no  te  dejes  engañar:  la  mano  de  Carly  está  detrás  de  cada  detalle. Su instalación floral se ubicará en el Museo Arqueológico.

Carly  Rogers 



Puedes visitar la web de FLORA aquí.  

Fuente imágenes: Organización de FLORA Festival Internacional de la Flores
  
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La naturación de las plantas y su importancia en jardinería

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Siempre he comentado la importancia que tiene hacer plantaciones de especies vegetales autóctonas para un jardín. La elección de las plantas te garantizará en buena medida la viabilidad ecológica del jardín, así como, un valor ornamental que difícilmente se alcanzará con especies inadaptadas que malvivan de cualquier modo si es que finalmente no llegan a marchitar.

Ceasalpinia gilliesii es una arbusto de Argentina utilizado en xerojardinería

Por suerte, el número de plantas que tenemos para diseñar un jardín es amplísimo y siempre encontraremos opciones que nos permitan trabajar con comodidad. Además, existe flexibilidad a la hora de realizar la plantación, pues no solo de plantas autóctonas se abastece un jardín. Existe otro grupo de plantas que puede vivir sin problemas en un jardín.

Éstas son las plantas naturalizadas, aquellas que pueden vivir en una zona con unas características edafológicas (suelo), ecológicas y climáticas igual de bien que lo haría una planta autóctona. Sin sufrir porque sea una planta acidófila y el suelo donde crecen sus raíces sea básico, o porque requiera unas necesidades hídricas elevadas y donde habita existe una escasa pluviometría, o porque el frio invernal del jardín sea excesivo para una planta de clima cálido.

¿Cómo consigue una planta naturalizarse a una región concreta? Existen dos vías para que una planta se adapte a unas condiciones medioambientales concretas.

El camino rápido es que el origen de la planta que vamos a introducir se ubique en una región de iguales condiciones medioambientales que el lugar donde vamos a realizar la plantación. El sistema Köppen, que describe los climas del mundo en función de su régimen de temperaturas y las precipitaciones, describe seis tipos: macrotérmicos (cálidos), secos (desértico, semidesértico y estepario), mesotérmicos (templados), fríos (lugares de latitud alta con baja influencia del mar), polares (localizados en los polos de la tierra) y, por último, clima de alta montaña. Todos estos, a su vez, se subdividen en otros climas. Pues bien, las plantas procedentes de una región climática de un lugar del mundo son susceptibles de adaptarse a vivir en otra parte del mundo con igual clima. Esta forma de naturalización de plantas tiene un peligro, la posibilidad de que la especie vegetal introducida se convierta en invasora y provoque una inestabilidad en el ecosistema que rodea al jardín. Por eso es importante conocer las plantas y los jardineros debemos advertir de las posibles consecuencias que tiene la implantación de algunas plantas en caso de no realizar un mantenimiento adecuado.

El camino lento para que una planta llegue a naturalizarse, es más complejo y requiere de una infraestructura logística y de una inversión económica. Se trata de provocar la aclimatación de las plantas, un trabajo que en agricultura tradicionalmente lo han realizado los mejoradores vegetales. Antiguamente, la genética consistía en seleccionar aquellas plantas que mejor se adaptaban a las condiciones medioambientales, eran más resistentes a plagas y enfermedades y eran más productivas. Estos eran los ancestros de muchas de las plantas que cultivamos hoy en día, ya sea en el huerto o en el jardín, y se fueron cruzando entre ellos para conseguir siempre los descendientes más aptos.

Plantas procedentes del mismo clima y la selección, unida a una red de jardines de aclimatación donde iban trasladándose generaciones de plantas hasta llegar a la región de destino, es lo que ha hecho posible que encontremos una gran variedad de plantas naturalizadas en los jardines que cultivamos hoy en día. 

Euphorbia miliicuyo origen es Madagascar se cultiva en zonas verdes del sur de la Península Ibérica

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Reducción al mínimo del concepto “jardín”

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Hace unos días puede realizar una escapada lúdica a Grazalema, la localidad gaditana ubicada en la Sierra Parque Natural que lleva el mismo nombre. Estas visitas a la Sierra es una de las pocas oportunidades que tengo para poder contemplar el inicio del otoño de las plantas, que por la climatología de Sevilla es mucho más complicado observar. Al menos, no se ven los cambios cromáticos típicos de las hojas en esta época con la misma intensidad que los árboles que se encuentran en la Sierra.

Grazalema (Cádiz) 

También es verdad que ha sido un año atípico y, aunque muchas hojas medio amarillas, medio verdes de la Melias azedarach ya cubren el suelo de los parques y plazas de Sevilla, el otoño viene con retraso. Julio fue un mes frío, más bien primaveral para lo que suele ser el verano. Éste último, como estación, se sintió en Agosto y se prolongó en Septiembre, así que Octubre ha sido más parecido en lo climatológico al mes que le precede. A todos estos cambios anómalos son muy sensibles las plantas y es fácil reconocer que andan un pelín despistadas en lo que a la estación climática se encuentran. Retraso en la caída de las hojas, no alcanzar la pigmentación propia de la época, presencia de actividad vegetativa cuando debería comenzar la latencia,..., son algunos síntomas que se aprecian en las plantas en este otoño anómalo.

En Grazalema, por ejemplo, vi las hojas de la Parra Virgen (Parthenocissus quinquefolia) muy verdes para lo que esperaba encontrar. Pero bueno, eso no significa que las mini rutas por senderos que hice, no estuvieran a rebosar de vegetación. Lo que no tengo tan claro es que esas plantas fueran todo lo natural que cabe esperar. El problema de pasar tanto tiempo entre plantas, hace que al final un día de asueto en un paisaje natural se convierta en motivo de reflexiones acerca del concepto “jardín”.

Las dos rutas que hice fueron, por un lado, el descenso por los restos de una calzada medieval y, por otro lado, el ascenso hasta las ruinas de la Ermita del Calvario. Cuando iba recorriendo estos caminos, aparte de hacer fotografías de todo como si no hubiera un mañana, me dio por pensar que en realidad lo que estaba viendo no era más que la reducción al mínimo del concepto “jardín”. Me refiero a la zona aledaña al pueblo de Grazalema y algunos elementos de sus calles, no al Parque Natural de la Sierra de Grazalema.

Un jardín, como definición, es un espacio verde en el que la intervención humana está en mayor o menor medida presente. Desde el jardín barroco, donde se dan formas geométricas y figuras vegetales imposibles de encontrar en la naturaleza, así como, una distribución de los espacios formal, hasta el jardín paisajístico, donde el volumen de la superficie es cambiante y las plantas se integran con el paisaje natural. En ambos extremos, existe una mano jardinera que dirige el conjunto de la agrupación vegetal, decide su lugar en el mismo, lo conserva y vela porque se mantenga en perfecto estado ornamental.

Por este motivo, si andamos por una calzada medieval que lleva siglos en ese lugar, aunque exista una vegetación espontanea creciendo, ese espacio ya recibe un impacto por un elemento no natural que influye en el entorno en el que se encuentra. Es más, incluso la parte de esta vegetación había sido podada para dejar vía libre al sendero. Otro ejemplo, las ruinas de la Ermita se encontraban cubiertas de trepadoras. Es el concepto “jardín” reducido al mínimo. Una vegetación que crece y está influenciada por la presencia del ser humano.

El efecto contrario también se daba en el pueblo, pues había una influencia de la Sierra algunos elementos de jardinería que encontrabas en las calles. Existía la jardinería típica de patio andaluz, con entradas cubiertas de macetas con las plantas que podemos encontrar en cualquier hogar de la región. Geranios, Begonias, Crassula, Dondiego de noche o Jazmín, se entremezclaban con una forma curiosa de contenedor, trozos de ramas usados como macetas de variada vegetación colgaban de las ventanas. Una forma de integrar la naturaleza circundante en la propia anatomía del pueblo.

En fin, todo esto no son más que reflexiones de una retorcida mente jardinera. Probablemente habrá quién esté de acuerdo conmigo y quién discrepe totalmente en lo que a la reducción al mínimo del concepto “jardín”  se refiere, así que reservo las críticas para entablar un diálogo en el apartado comentarios de este artículo.

La Sierra y restos de ruinas

Ermita del Calvario

Vegetación natural

Parra Virgen (Parthenocissus quinquefolia

Abeto (Abies alba)

Entrada a una casa

Geranio (Pelargonium zonale)

Dondiego de noche (Mirabilis jalapa)

Un jazmín a la entrada de una casa

Macetas” colgadas en la ventana 

Calzada medieval
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Las modas en los jardines y la aparición de Cleome

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Aunque pueda parecer que la globalización haga que casi siempre veamos las mismas plantas en los jardines, lo cierto es que esta circunstancia se debe más a la longevidad de las especies vegetales a que existe una tendencia a hacerlo todo igual. En los jardines existen modas, no sólo de estilos, también de las especies vegetales que se cultivan.

Cleome (Cleome hassleriana)

El caso es que continuamente se van obteniendo nuevos cultivares y nuevas especies, así como, se descubren nuevos géneros que se domestican para integrar en espacios verdes. La empresa de planta ornamental también tiene su apartado de I+D (Investigación y Desarrollo), en busca de nuevas especies vegetales que puedan ser susceptibles de formar parte de un jardín. Es posible que a simple vista nos parezca que las plantas que vemos siempre en un parque o en un jardín son las mismas, pero la realidad es que muy lentamente van apareciendo nuevas especies que ocupan un lugar entre nuestra vegetación más próxima.

La vida humana es tan corta en comparación con la de los árboles, que este cambio de moda vegetal apenas no es susceptible. Es injusto por mi parte considerar que los cambios en las tendencias de plantación se producen únicamente por una cuestión de moda, pues también influyen otros criterios prácticos y económicos. Por ejemplo, en el caso del Olmo (Ulmus minor), en la actualidad se plantan árboles que ya llevan incorporado en sus genes una resistencia a la enfermedad de la grafiosis que tanto daño ha hecho a esta especie arbórea. Otra tendencia es conseguir variedades libres de frutos para que no haya que recogerlo cuando lo tire al suelo reduciendo los costes de mantenimiento. Este es el caso de la Morera libre de frutos (Morus alba fruitless).

Donde más rápido se suceden los cambios de especies vegetales, es con las plantas de temporada. En este caso, si que se puede apreciar en una vida humana como van apareciendo nuevas flores que cubren cada estación los parterres. Algunos de estos casos son difícilmente variables, como ocurre con los Crisantemos por estas fechas o las Ponsetias en Navidad por una cuestión cultural, pero sí se plantan nuevas especies. Por otro lado, los arbustos van cambiando algo, se va aumentando la biodiversidad tan necesaria de los jardines urbanos y existe vida más allá de las Adelfas o las Lantanas.

Este es el caso de Cleome (Cleome hassleriana), arbusto de hermosa flor que he pasado de no encontrar a descubrirlo con frecuencia en parterres y rotondas ajardinadas. También tengo que decir que la percepción reciente de la entrada de Cleome en jardines es propia y quizás sea que yo no me fijase bien porque la entrada de nuevas especies vegetales como planta ornamental suele ser muy paulatina.

Llamada también Planta Araña por sus estambres largos que sobresalen mucho de los pétalos asemejándose precisamente a patas de araña, Cleome hassleriana es un arbusto que procede de la parte meridional de Sudamérica y que se ha adaptado a vivir muy bien en jardines de regiones templadas. Crece en espacios verdes considerada una planta resistente, con una hermosa y variada coloración floral (moradas, rosas o blancas) y que permanece en la mata desde el inicio de la primavera hasta bien entrado el otoño. Con estos datos, sin duda Cleome es un arbusto que si bien me ha parecido que ha llegado recientemente, probablemente sea para quedarse en los jardines que me rodean por mucho tiempo. 

Cleome (Cleome hassleriana)
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Algunas plantas que dan miedo

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En general asociamos a las plantas como algo hermoso, en especial cuando pensamos en sus flores, y esto hace que siempre que nos imaginamos cualquier planta lo hagamos con mucha benevolencia. Esto es muy natural, porque las plantas ornamentales se han ido escogiendo y domesticando pensando en la decoración del hogar y el jardín. Sin embargo, el reino vegetal es tan amplio que si nos detenemos a observarlo con nitidez, descubriremos que oculta algunas plantas que pueden resultar terroríficas.

Dracula pusilla

Para empezar, existen plantas parásitas que como no poseen clorofila, no pueden realizar la fotosíntesis y se aprovechan de otras plantas huéspedes. Necesitan nutrientes, por eso las plantas parásitas introducen sus raíces en zonas vegetales ajenas absorbiendo la savia o los líquidos internos de la planta huésped hasta que acaban con ella. La Hydnora africana es una planta parásita que crece al sur de África hincando sus raíces sobre las de otras plantas. La única parte visible son las flores, que emergen sobre la tierra para realizar las funciones reproductivas. Otra planta parásita que causa terror entre los agricultores es el Jopo (Orobanche cumana), aunque más que por su aspecto, por la capacidad que tiene para acabar con las producción de cultivos de girasol. No es la única planta conocida con el nombre de Jopo. Todo el género Orobanche presenta el mismo comportamiento parasitario. 

En los bosques húmedos de Indonesia, existe otra planta parásita con una inmensa flor de color rojo que por su aspecto para nada invita a acercarse a ella. Se trata de Rafflesia arnoldii, cuya flor puede llegar a medir un metro de diámetro y pesar once kilogramos. A pesar de ser una planta que para sobrevivir tiene que acabar con la existencia de otras plantas y que el aspecto de su flor no es todo lo agradable que pudiéramos desear para una planta, Rafflesia arnoldii no deja de ser una curiosidad botánica que se encuentra en peligro de extinción debido a la deforestación que sufre su hábitat natural.

Y de Indonesia nos trasladamos a México y el Suroeste de Estados Unidos donde encontramos una planta con el nombre de Garras del Diablo (Proboscidea louisianica). En este caso no estamos hablando de una especie vegetal parásita como las anteriores, pues se trata de una hierba anual, que realiza la fotosíntesis y deja ver en el exterior su parte área compuesta de tallo, hojas y flores. Todo parece normal con Proboscidea louisianicahasta que realiza la fructificación. El fruto es una cápsula alargada, estrecha y curvada hacia arriba que cuando se seca, se divide en dos y se asemejan a unas uñas largas y retorcidas. Dan especial miedo cuando sobresalen como autenticas garras desde el resto del follaje.

Otra planta que da terror por sus frutos es Actaea pachypoda, también conocida como Ojos de Muñeca. Esta es una hierba perenne que procede del este de los Estados Unidos y cuyos frutos, dispuestos en racimo, son drupas de un centímetro de diámetro que se parecen asombrosamente al globo ocular. Son como ojos pinchados en ramillas.

Para finalizar este breve recorrido por plantas que dan miedo, hablaremos de una de las familias vegetales cuya flor es muy apreciada en arte floral. Son las orquídeas que entre la gran cantidad de géneros que posee, la mayoría de flor muy hermosa, existen algunas con flores cuanto menos inquietantes. Y si hay un grupo de orquídeas que puede representar mejor a “las plantas que dan miedo”, son sin duda las del género Dracula (Del latín: pequeño dragón). Llamadas así porque los sépalos de sus flores desarrollan dos largas espuelas parecidas a los colmillos que dicen poseía cierto Conde que habitaba en Transilvania. 


Hydnora africana

Orobanche flava


Rafflesia arnoldii
Fruto de Proboscidea louisianica, la Garra del Diablo
Ojos de muñeca (Actaea pachypoda) 
    
Fuente imágenes: wikimedia commons 
   
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Una hierba tropical muy jardinera: Canna Indica

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Es posible que no podamos disfrutar de un jardín en casa, pero siempre nos quedará el recurso de tener varias macetas con plantas de interior o, si podemos, en el alfeizar de la ventana. Por suerte, también tenemos una extensa red de espacios verdes urbanos públicos que sí podemos disfrutar. A mí me encantaría tener en casa muchas más plantas de las que tengo. Si la veo, seguro que la quiero. Pero como no puedo convertir mi hogar en una jungla, me recreo con las plantas que quiero tener con las que encuentro en un jardín o parque público.

Canna indica

Es lo que me ocurrió hace unos días con la Canna indica, la vi en un parterre del Parque de María Luisa y me entraron unas enormes ganas de tenerla en casa. Aunque fuera en contenedor. Pero como no puede ser (ya veremos, no pierdo la esperanza), me tuve que contentar con disfrutar las que vi en ese parterre delimitado por Evónimo. A la vista de las imágenes, normal que quiera tener una propia.

El caso es que la Canna indicatiene una función polivalente según donde se cultiva. En Sudamérica, de donde es originaria, es utilizada para alimentación porque de sus raíces (un cormo), se extrae un almidón utilizado en la industria panadera y repostera. Incluso este uso agroalimentario está escapando de las fronteras de su hábitat natural botánico y está extendiéndose a otros países como EEUU, España e Italia. Con las raíces de la Canna se obtiene una especie de harina con la que se puede cocer pan y hornear bizcocho. Este aprovechamiento culinario se remonta hasta hace más de 4.000 años, pues los arqueólogos han encontrado restos de esta planta en Perú que data de ésta época.

Al margen del uso alimentario de España e Italia, que aún es reducido, en lo que a Europa se refiere, la Canna indica se ha utilizado como planta ornamental en jardines y decoración desde que se trajo procedente de América. Destaca por ser una hierba perenne que puede alcanzar hasta los 3 metros de altura, aunque los ejemplares que he cultivado o he visto no tendrían más de 1 metro de altura. Las hojas son enormes, verdes y presentan la superficie acanalada.

Pero sin duda, lo que más llama la atención de la Canna indica usada para diseño de jardines es la floración, pues las flores se disponen en una inflorescencia de color amarillo o rojo en un conjunto formando de pedicelo, sépalos y pétalos que resaltan el aspecto tropical de la planta. Y ese es el sentido que se le da a un jardín cuando se planta Canna indica, un estilo exótico para parterres, arriates e, incluso en contenedor, pues últimamente se está utilizando esta hierba para decoración de interiores formando composiciones  tropicales.

Sagú, cucuyús, juquián, caña de India, flor del cangrejo, pero sobre todo, achira o achera son algunos de los nombres comunes por lo que puedes encontrar a la Canna indica. Una hierba tropical muy jardinera.

Canna indica con flor de color rojo

Canna indica con flor amarillo anaranjado

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Más que un veneno, Ricinus communis

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Lo comenté hace unas semanas en redes sociales y ahora lo comento también en el blog. Hace aproximadamente un mes y medio me dije de ver una serie en vez de una película porque dura menos. Pues bien, me volví un friki de Breaking Bad y en ese tiempo ya me he visto todas las temperadas completas y ahora me voy por la última  de Better Call Saul que es precuela y spin off  de la primera. Si no habéis visto Breaking Bad, voy a hacer un pelín de spolier a partir de aquí. Aviso de antemano.

Hojas de tonalidad púrpura de Ricino

La serie cuenta la historia de un profesor de química al que le diagnostican un cáncer terminal y se dedica a “cocinar” metanfetamina para conseguir dinero para su familia antes de desaparecer. Finalmente, se convierte en un peligroso narcotraficante (Breaking Bad es el equivalente en castellano a volverse malo) y, como no podía ser de otra forma, muchas de las complicadas situaciones en las que se ve envuelto las resuelve utilizando sus conocimientos en química. De ahí, que una de las sustancias que elabora es un veneno a partir de semillas de Ricino (Ricinus communis).

Lo cierto es que la toxicidad de esta semilla se conoce desde la antigüedad, a pesar de que  la especie vegetal es más conocida aún por la extracción del aceite de ricino, utilizado como laxante. El fruto del Ricino es globuloso, así como, se encuentra cubierto de púas las cuales le confirieren un aspecto erizado. Al secarse el fruto, la cubierta de púas se contrae poco a poco haciendo que las semillas del interior salgan despedidas alcanzando distancias de varios metros.

Esta forma de propagación ha resultado muy exitosa para el Ricino, que es capaz de progresar en espacios degradados, siempre y cuando, estos procesos ocurran en lugares de clima cálido e invierno suave. En la actualidad, es un arbusto que podemos encontrar casi en cualquier parte del mundo que reúna estas características climáticas. Y no solo por la capacidad que tiene de crecer en espacios degradados con esa enorme rusticidad, pues también es muy apreciado en jardinería por la belleza de sus hojas que son grandes, palmeadas en varios lóbulos, levemente serradas en los bordes y cuyo color oscila entre el verde oscuro y púrpura. En el diseño de jardines es frecuente encontrar arbustos de Ricino para separar espacios y crear una pantalla vegetal. En ocasiones, se utiliza su follaje de peculiar color para resaltar el fondo del jardín con otra tonalidad.

Como vemos, el Ricino no solo vive de su fama como veneno, y aunque las semillas poseen una elevada toxicidad, es una planta que puede llegar a ser un poderoso aliado en el diseño de jardines rompiendo la monotonía visual del follaje gracias a su color purpura.

Frutos de Ricino
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